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De no haber tenido sus rodillas hechas papillas, pudiendo comoquiera completar 15 campañas en las Mayores, el guardabosque cubano Tony Oliva, hubiese sido uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, tal como demostró en 1964, al ser declarado Novato del Año en la Liga Americana con los Gemelos de Minnesota, coronándose con .323, y liderar además en hits (217), dobles (43) y carreras anotadas (109), en un equipo que tenía de compatriotas al siore Zoilo Versalles y al lanzador Camilo Pascual, 15-12, y cuya curva era casi imposible de conectar, y al veterano boricua Víctor Pellot, al que llamaban Vic Power.
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