El escritor Cezanne Cardona reflexiona sobre la negación en la cotidianidad de la crisis isleña
El escritor Cezanne Cardona reflexiona sobre la negación en la cotidianidad de la crisis isleña
“No hay tal cosa como demasiado bacon”. Así reza el anuncio de un restaurante de comida rápida en estos días. Y digo reza porque la frase desafía a los poetas místicos del Siglo de Oro español. Si para ellos el éxtasis divino radicaba en la negación, -el famoso “saber no sabiendo” de San Juan de la Cruz- la actual frase que nos ofrece esta franquicia no pretende otra cosa que dorarnos la pituitaria. Mirar esos letreros en el expreso deja a cualquiera extasiado, listo para una oda elemental. Hamburguesas tamaño catedral con seis lascas de bacon en forma de cruz parecen competir con Santa Teresa de Jesús cuando dice: “Vivo sin vivir en mí / porque vivo en el Señor, / que me quiso para sí; / cuando el corazón le di / puse en él este letrero: que muero porque no muero”. Jugosa y divina, publicitaria y bendita, como ese bacon apretadito entre dos nalgas de pan, así nos llega nuestra mejor costumbre agrandada: la negación”
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