Las personas que eventualmente “olvidan” no desarrollan PTSD, pero aquellos que no olvidan desarrollan ese y otros trastornos psicológicos, como ansiedad crónica, escribe Fernando Cabanillas
Las personas que eventualmente “olvidan” no desarrollan PTSD, pero aquellos que no olvidan desarrollan ese y otros trastornos psicológicos, como ansiedad crónica, escribe Fernando Cabanillas
La mayor parte de nosotros conocemos de los famosos perros de Iván Pávlov. Este científico ruso, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1904, estaba investigando la fisiología de la salivación en los perros. Como parte de la investigación, él medía el flujo de la saliva cuando les colocaba comida en la boca. Todo iba bien hasta que un día observó que cuando él entraba a su laboratorio a darles comida, de solo verlo a él ya salivaban. Rápidamente se percató que los perros asociaban su presencia con la administración de comida. Entonces, para estudiar esto mejor, colocó una compuerta en la jaula del perro para esconder la comida y de nuevo observó que al verlo a él, los animales salivaban antes de ver la comida. Luego decidió hacer otro experimento simple: tocar una campana e inmediatamente servirles comida. Repitió esta secuencia varias veces, y luego les tocó la campana pero esta vez no les enseñó la comida. Los perros salivaban tal y como si les hubiesen enseñado la comida. Este reflejo se denominó “condicionamiento pavloviano”. El estímulo de la campana, que por sí solo no provoca una respuesta de salivación, eventualmente llegaba a provocarla debido a la asociación de ese estímulo con la comida.
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