Vamos a estar claros, el matrimonio es un contrato. Social, económico, legal, emocional, sexual. Un contrato entre dos personas adultas, que supone madurez y compromiso. Si alguien me trata de vender que el matrimonio con toda su burocracia es un acto para agradar a otro (divino) u otros (sociales, familiares) que abandone, por favor, esos cuentos de hadas sagradas y pájaros en estado de gestación, porque lo que trata de vender es una infantilización de esas personas que negocian su futuro.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Acepto
Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 10 años.