El alza en la tasa de positividad, los brotes en un centenar de instalaciones que brindan servicios educativos y de cuido a menores, y las muertes que siguen ocurriendo, son claras señales de la persistente peligrosidad del COVID-19 en Puerto Rico. Todas ellas son razones suficientes para no bajar la guardia en la presente convivencia con el virus.
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Escudarnos del COVID-19 debe seguir como prioridad
Nota de archivo
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