Nuestra región caribeña acaba de presenciar una alerta contundente. Melissa arrasó Jamaica —el huracán más intenso que haya azotado la isla desde que hay registros — y golpeó con fuerza a Cuba y Haití. Las imágenes recuerdan lo que María dejó en Puerto Rico: pueblos anegados, comunidades aisladas, aeropuertos cerrados, sistemas eléctricos colapsados. Y, lo peor, miles de damnificados expuestos a una cruda realidad enmarcada en precariedades.
Editorial
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Inviable seguir cerrando los ojos ante el giro climático
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