Aplacar la espiral de violencia en que se hallan sumidas cientos de ciudades en Estados Unidos, tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la Policía, es indispensable para reconocer la magnitud del uso discriminatorio de la fuerza excesiva. Con ello, urge encontrar soluciones honestas y permanentes a la herida abierta de la que sale la rabia ciudadana extendida por las calles.
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Justicia social para erradicar la raíz de la violencia racial
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