La deuda que mantiene a Puerto Rico en bancarrota es, en buena medida, resultado de la suma de gastos grandes y pequeños en contratos y compras cuestionables o innecesarios. Ese uso indiscriminado de fondos públicos es un mal sistémico que resta servicios a los ciudadanos y pertinencia a la institución pública.
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La cultura del derroche atenta contra la salud fiscal
Nota de archivo
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