Estirando la mirada hacia el pasado me percato de un detalle que imagino soportable sólo para algunas mujeres: luego de las cesáreas había como una aversión a socializar, así fuera para ir al supermercado o a pasear. El primer mes fue más intenso, quizá el más memorable, por ser el tiempo regulatorio de descanso. Cuando hablo de aversión social me refiero a un cierto desprecio a hablar o recibir felicitaciones o interactuar. Desprecio, digo, si se me permite como madre hablar en esos términos.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Maternalia
Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 10 años.