Las personas que manejan vehículos de motor bajo los efectos de bebidas embriagantes incurren en una conducta antisocial y criminal que representa una amenaza de primer orden contra la seguridad pública, como establece la Ley de Tránsito de Puerto Rico. El alza en los choques graves y letales causados por conductores ebrios obliga a tomar medidas adicionales que prevengan más desgracias.
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Sacar el alcohol de las carreteras suma salud pública
Nota de archivo
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