El vil asesinato del ambientalista Roberto Viqueira, a manos, según las autoridades, de un vecino con el que hace tiempo ha tenido disputas, ha puesto a nuestra sociedad, una vez más, ante el indecible horror de las consecuencias de recurrir a la violencia y a la intolerancia para resolver diferencias cotidianas.
Editorial
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Tenemos que aprender a vivir en paz
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