Benjamín Morales Meléndez
💬

¿Soberanía o territorio?

El dichoso Informe Krueguer logró su cometido, así como las expresiones del gobernador Alejandro García Padilla, sobre la incapacidad de Puerto Rico para pagar la deuda. Causaron un ruido tal que las reacciones de alarma fueron brutales y, al parecer, los que andaban en la luna de Valencia por fin despertaron y se dieron cuenta de que la crisis fiscal no es para andar relajando ni tomándosela a la ligera, sobre todo, cuando el terrible panorama aquí permite hacer analogías y hasta bromas de mal gusto al compararnos con la tétricas condiciones que se viven en Grecia. 

Sin quererlo, los griegos han aportado a que se mire más de cerca nuestra situación económica, de eso no hay duda. Hay quien de manera muy astuta ha amarrado lo que ocurre en el país europeo y ha querido ponerlo al mismo nivel de lo que sucede en Puerto Rico o viceversa, cuando con sólo una mirada somera es evidente que, aunque parecidos en su forma, ambos escenarios en crisis son completamente distintos en su contenido.

La mayor diferencia entre Grecia y Puerto Rico está en que el helénico es un país que libremente decidió asociarse a la Unión Europea, de la cual, en teoría, podría desvincularse cuando le dé la gana si el pueblo así lo decide en un referéndum y se sigue con el proceso preestablecido a esos fines. Mientras, Puerto Rico es una colonia que no tiene poder alguno para decidir sobre su futuro y vive supeditada a los caprichos de un Congreso al cual le importa muy poco lo que ocurre con nosotros desde que perdimos nuestro valor como punto estratégico militar. 

Hay quien dirá, claro está, que los griegos son tan colonizados como nosotros, que miren lo que pasó con el referéndum de hace dos semanas, que el pueblo habló y el gobierno hizo lo que le dio la gana, que la UE los tiene agarrados por buen sitio, etc., etc., etc. Y esa apreciación es completamente correcta, pero es igualmente verdadero que la soberanía nacional griega sigue intacta y que es inviolable su capacidad para hacer acuerdos de colaboración económica y/o de girarse hacia oriente y buscar el apoyo de China y Rusia para salir de su maltrecha situación. Y es ahí donde me quiero detener.

Todos los problemas estructurales de Puerto Rico están vinculados a la efectividad de nuestra relación política con Estados Unidos. Y recalco este concepto: “problemas estructurales”. Lo puntualizo porque aquí no estamos hablando de los issues del día a día, a lo que nos referimos es a la raíz de la cual se sostiene el árbol, no al tronco o a las ramas que contemplamos desde la superficie; nos referimos a los cimientos que lo sostienen. 

Se ha hecho evidente que el mecanismo del Estado Libre Asociado (ELA) ya se quemó como fundamento para estructurar un gobierno eficiente. Sus claras deficiencias estratégicas y operacionales lo han convertido en un sistema amorfo, decadente y falto de creatividad. El ELA dejó hace mucho tiempo de ser “lo mejor de dos mundos” para convertirse, por desgracia, en “lo peor de dos mundos”.

Es esa realidad estructural de fórmula de gobierno la cual, por lo tanto, hay que resolver. Es obvio que la estadidad tampoco va a ser una solución realista a corto plazo. No hay que ser muy brillante para saber que los congresistas no quieren ni siquiera acercarse a abrir una puerta de ese porte, sobre todo con el caso de Washington, D.C. y sus aspiraciones estadistas en la mira. La independencia tampoco luce muy prometedora, sobre todo con la enorme deuda de $73,000 millones que le debemos a acreedores primariamente estadounidenses y que verían en esa fórmula ideológica una posible fuga del pago de ese compromiso adquirido por malas decisiones de gobierno.

Entonces, ¿cuál es la solución? Quien me hizo pensar en la respuesta a esa pregunta fue mi hijo de 15 años, quien colocó una encuesta entre sus amigos en las redes sociales para ver cuál era la fórmula preferida entre ellos para resolver el estatus político de Puerto Rico. Entre broma y en serio, pues algunas de sus propuesta eran evidentemente descabelladas, proponía   dos que, sea para la izquierda o sea para la derecha, supondrían algún tipo de avance y quebrarían, de plano, uno de nuestros principales problemas hoy día: la estructura bipartidista corrupta que nos gobierna y que es la fuente principal de la crisis institucional que vivimos. Planteaba él en su encuesta las opciones de soberanía o territorio incorporado a Estados Unidos como opciones “intermedias” a un estatus político definitivo, ya que hoy en día es sumamente difícil conseguir, sea para un lado o para el otro, un compromiso definitivo por parte de la metrópoli.

¿Es eso viable? Para mí nunca lo fue. Siempre pensé que la solución del estatus político era un tema que requería soluciones definitivas, nada de pasos medios. Creí por mucho tiempo en la teoría del blanco o el negro, lo que diera una solución de carácter temporero al problema que enfrentamos.

 Pero los hechos han comenzado a traicionar esa visión y creo, después de mucha reflexión, que debemos comenzar a mirar con seriedad alguno de estos dos caminos intermedios para comenzar a dar esos primeros pasos hacia una solución final, porque no podemos permitirnos seguir estancados en un estatus colonial que no permite movernos ni hacia un lado ni hacia el otro y que tampoco facilita que se construya una determinación final en nuestra relación con Estados Unidos, que, es más que obvio, no piensa moverse a terrenos más complejos como son la estadidad o la independencia.

¿Cuál de las dos rutas favorezco yo? Ese no es el tema en cuestión, de lo que sí estoy claro es que impulsaré cualquier proyecto serio que quiera resolver este dilema ideológico que tanto daño nos hace como sociedad. Es hora de un cambio, para la izquierda o para la derecha, eso es lo que requieren las circunstancias, porque seguir parados en el centro acabará por destruir lo bueno que el ELA construyó en sus años de gloria, pero que ya hoy se derrumba por la inacción de su propia estructura. 

Otras columnas de Benjamín Morales Meléndez

sábado, 11 de agosto de 2018

Maduro se afinca en su silla

El periodista Benjamín Morales Meléndez comenta sobre las pretensiones para sacar del poder al presidente venezolano Nicolás Maduro y plantea que movidas de la oposición lo han afincado en el cargo

sábado, 28 de julio de 2018

La reforma constitucional en Cuba

El periodista Benjamín Morales Meléndez expresa que si los cubanos se mueven a un modelo al estilo China o Vietnam, nacerá una economía que marcará la región

sábado, 14 de julio de 2018

Daños autoinfligidos en Cuba

El periodista Benjamín Morales Meléndez explica las dificultades que han tenido en Cuba los negocios cuentapropistas

sábado, 23 de junio de 2018

La impunidad

El periodista Benjamín Morales expone que es hora de que el gobierno deje de escudarse en subterfugios políticos en torno a las muertes producto del huracán María y reclama que no impere la impunidad ante los graves fallos que propiciaron tantos decesos

💬Ver comentarios
Popular en la Comunidad

Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: