Las exigencias morales que le hacemos a las demás deben ser justificables apelando a razones, que esas otras personas tengan como válidas, y no simplemente apelando a la ‘verdad’, escribe Adolfo Fortier
Las exigencias morales que le hacemos a las demás deben ser justificables apelando a razones, que esas otras personas tengan como válidas, y no simplemente apelando a la ‘verdad’, escribe Adolfo Fortier
Cuando digo que algo es “bueno” o “malo” espero que otras personas estén de acuerdo conmigo. Si no, puedo tratar de persuadirlas con argumentos razonados -y razonables. Es decir, estos conceptos denotan valores esencialmente compartibles, impartibles, comunicables; basados en una facultad que todas tenemos en común. Esto implica que el razonamiento moral tiene un carácter dialógico o conversacional. Es decir, la validez de las normas morales (y políticas) se establecen mediante la práctica idealizada de una argumentación razonada: un proceso no coercitivo e inclusivo, en el que todas las dialogantes estén igualmente representadas y situadas (Rawls, Habermas).
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