La organización comunitaria, la generosidad de sectores cívicos, religiosos, grupos de interés, líderes creativos y generosos, han sacado la cara por los menesterosos en la isla, escribe Eduardo Villanueva
La organización comunitaria, la generosidad de sectores cívicos, religiosos, grupos de interés, líderes creativos y generosos, han sacado la cara por los menesterosos en la isla, escribe Eduardo Villanueva
Nuestro pueblo sufre uno de los peores momentos de su historia. Aún no se recupera de los estragos de María, ni en infraestructura, ni en cosecha agrícola, ni en producción de bienes y servicios. Miles de personas viven con techos bajo toldos y la pobreza es su realidad, casi fatalidad irreducta. Luego, el terremoto; la tierra tiembla y hace temblar. Ya se había predicho y casi nadie se preparó para ello. Miles de casas y edificios colapsaron o se dañaron, de manera tal vez irreversible. Madres con jóvenes y niños viviendo en carpas, lejos de la escuela o en escuelas reabiertas prematuramente, tienen los ojos cansados y anegados en llanto.
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