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Daddy Yankee: La Leyenda
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“Crecimos con él, evolucionamos con él”

La figura de Daddy Yankee atraviesa varias generaciones de jóvenes puertorriqueños. Su carrera es parte de la memoria colectiva de Puerto Rico, desde sus comienzos como Winchesta Yankee hasta su era más reciente como Legendaddy. Todos podemos compartir instantes de nuestras vidas en donde Daddy Yankee nos impactó

19 de noviembre de 2023 - 12:00 AM

Con la intención de capturar algunas de las memorias únicas, el equipo de Hasta ‘Bajo Project contactó a su comunidad para que compartiera recuerdos que guarda sobre Daddy Yankee y su música. (Archivo)

Desde la primera vez que escuchamos su música hasta lo bien que la pasamos en su décima función en el Choli, en el 2019, esta leyenda del género ha marcado nuestras memorias. Crecimos con él, evolucionamos con él, y ahora podemos mirar hacia atrás y apreciar el monumento de carrera que construyó.

Daddy Yankee ganó el People's Choice Awards de los Premios Tu Música Urbano 2020.
Daddy Yankee ganó el People's Choice Awards de los Premios Tu Música Urbano 2020. (Archivo)

Con la intención de capturar esas memorias únicas, el equipo de Hasta ‘Bajo Project contactó a su comunidad para que compartiera recuerdos que guarda sobre Daddy Yankee y su música. Estas son algunas de las historias que se recopilaron.

Como se refleja en estas breves memorias, Raymond L. Ayala Rodríguez fue pionero en trascender generaciones y fronteras dentro del reguetón. Ya fuese gracias a hermanos mayores o a los propios padres, uno siempre encontraba la manera de escuchar y disfrutar de la música de Daddy Yankee. La realidad es que no había forma de escapar su audacia lírica y los ritmos pegajosos de muchas de sus canciones.

La galardonada carrera musical de Daddy Yankee ha acompañado a muchas personas desde el proceso de la adolescencia hasta la adultez y, ciertamente, ha sido fuente de inspiración y motivación dentro y fuera de la industria musical.
La galardonada carrera musical de Daddy Yankee ha acompañado a muchas personas desde el proceso de la adolescencia hasta la adultez y, ciertamente, ha sido fuente de inspiración y motivación dentro y fuera de la industria musical. (Archivo)

Su carrera musical ha acompañado a muchas personas desde el proceso de la adolescencia hasta la adultez y, ciertamente, ha sido fuente de inspiración y motivación dentro y fuera de la industria musical. Observar su evolución desde sus canciones bajo el nombre de Winchesta Yankee, hasta las producciones donde se proclamaba como The Big Boss, es también apreciar el desarrollo del género transnacional conocido como el underground, hacia el nacimiento de algo completamente nuevo dentro de la música puertorriqueña: el reguetón. Es por estas y muchas otras razones que Daddy Yankee siempre ocupará un lugar importante en la historia musical de Puerto Rico y del mundo, un real Legendaddy.

El impacto que tuvo Barrio Fino en mi personalidad a los 9 años fue inmensa. Yo quería ser Daddy Yankee. Soñaba con que mis padres me llevaran a audiciones para ser un chique estrella como Miguelito. En mis fantasías, yo iba a tener una carrera exitosa e iba a aprovechar toda la fama y acceso para convertirme en un ícono como Daddy Yankee.
El día de año nuevo, en el 2005, toda mi familia estaba reunida en mi casa en Ponce. Con mi gorra y tenis de Daddy Yankee puestos, estaba preparade para mostrarles la estrella que yo sabía que era. Practiqué el baile, las poses, el flow, las letras; en fin, mi momento había llegado. Frente a toda mi familia, iba a encarnar la superestrella de reguetón que tenía por dentro.
Llamé a mi familia al patio y allí, con todo mi swag de Daddy Yankee y con la fiebre por dentro, les hice un performance de “Rompe”. Durante esos minutos, yo fui un ícono, diva y leyenda del reguetón. Hice un espectáculo digno de un niñe de 9 años, soñando con el glamur de la industria de la música. Mi familia observó, se disfrutó el show y me aplaudió como si me hubiese presentado en el Choli frente a 15,000 personas.
Esa corta memoria encapsula perfectamente lo que significa Daddy Yankee para mi generación. Un ícono y diva del reguetón, que, con sus producciones elaboradas y carrera en constante evolución, ha sabido influenciar a varias generaciones de aspirantes en la música.
Lo mejor de tener hermanos mayores es que, de cierta manera, tú vives a través de ellos, así que, aunque era un chiquito [al] que no le permitían escuchar el género en su comienzos, tenía dos hermanos adolescentes que estaban creciendo a la vez que la cultura del reguetón crecía, entonces, yo llevaba escuchando sobre Yankee desde siempre.
Mi primera memoria de Yankee fue la canción “En La Cama”, junto a Nicky Jam, y era funny porque, claramente, yo era demasiado chiquito para estar escuchando eso, pero nadie iba a parar a mis hermanos de escucharlo, por eso yo lo consideraba gracioso (casi comedia) que ellos dijeran “la combi completa” de esa manera.
He tenido la oportunidad de verlo varias veces en vivo. Hasta llegué a vender taquillas para un evento en el Centro de Convenciones con Yankee como headliner, pero ningún evento como “The Kingdom Tour”. Ver a Yankee con su némesis de vida, Don Omar, en tarima, éxito por éxito, escenario por escenario, control del público, el hype, el teatro, fácilmente uno de los mejores 10 shows que yo he ido.
Daddy Yankee siempre va a ser un ícono. No solo se puede acreditar con ser el primero en usar la palabra reguetón en un track, pero también trepar el género sobre sus hombros y mostrarlo al mundo como una joya que salió de un lugar donde nadie cree que puede brillar. Yankee siempre será de esos artistas que le voy a dar reverencia y respeto. Hizo lo que parecía imposible. Sobrevivió vivir en el barrio, recibir impactos de bala, guerrillas, tiraeras, negocios y está todavía rompiéndola a nivel mundial.
Más de 15 años después de la primera vez que lo escuché, lo conocí durante los tiempos de huracán María. Él estaba buscando hielo y repartiendo suministros para los residenciales. Verlo allí en su fama y grandeza, yet down to earth y sin negarle un saludo o selfie a nadie allí, eso es una memoria que me voy a llevar por siempre.
La primera canción de Daddy Yankee que me viene a la memoria fue “Seguroski”. Recuerdo estar en el Corolla de mi prima, en la parte de atrás, mientras escuchaba a la vecina en el asiento del pasajero cantando el coro “Oh Ah Oh Ah”. Cuando pienso en mi niñez, pienso en canciones como “Lo Que Pasó, Pasó”, bailando al son del ritmo, sin comprender la lírica a temprana edad. Escuchar su música en la marquesina de mi abuela, en Carolina, representa la verdadera vieja escuela.
Cada canción que recuerdo me transporta a unos tiempos donde la inocencia y la música entrelazaban en una danza eterna. La pista de “Machete” es una que puedo recordar como suena el bajo casi explotao’, mientras sentía las vibraciones en la parte de atrás del carro. Recordar esos días es revivir la autenticidad de la vieja escuela.
La primera vez que escuché a Daddy Yankee fue cuando tenía como 11 o 12 años, en una fiesta de Navidad en la casa de mi bisabuela. Tenía un primo que era fan del underground y tenía el CD de “Boricua Guerrero”. Ese disco fue simultáneamente mi introducción al hip-hop y al reguetón. Cuando escuché la canción de Nas y Yankee, me interesó tanto el tema del que hablaban que me intrigó saber más de Yankee (en esos tiempos “Winchesta”).
Me mudé para los Estados Unidos cuando aún era adolescente y fue un momento bien difícil para mí. El choque cultural en un estado donde no habían muchos latinos y yo era el único puertorriqueño en mi high school fue fuerte. Yo tomé la decisión consciente de que jamás iba a abandonar mis raíces ni mi acento. Me aferré al ElCangri.com y Los Homerun-es, no por el reguetón, sino por los raps que tenía y le decía a mis compañeros que él era el mejor de Puerto Rico.
Yo jugaba fútbol americano y mi playlist de pre-gamee incluía “El Cangri”, “Sigo Algare”, “La Conspiración”, “El Funeral”, “Donde Mí No Vengas”, “Soy Pelón”, “Corazones”, “Coraza Divina”, “King Daddy” y “Santifica Tus Escapularios”. Incluso, hay una canción que se toca en los juegos de fútbol “What You Gonna Do”, de Lil John, yo tenía el remix con Pitbull y Yankee.
Hasta el sol de hoy, cuando estoy en una situación intensa de mucho estrés, sigo accediendo a mi pre-game playlist para manejar los nervios. Más que fan de la música de Yankee, soy fan del líder y de lo que ha hecho por el género y nuestra isla. Yo tengo una maestría en Liderazgo Organizacional, y mucho antes de que se estudiara el liderazgo como teoría, Yankee estaba dando clases de eso sin saberlo. Como profesional y como líder, modelo mucho de lo que hago, siguiendo el ejemplo de Raymond Ayala.
En el verano del 2004 salió Barrio Fino y también fue el año en el que me mudé a República Dominicana. Vengo de una familia domipuertorra, domi adelante porque es la mayoría, y, en ese verano, mis padres me mandaron a Santiago para conectar con mi familia, o terminar de resolver cosas de adultos en aquel entonces. Cuando el disco salió, mi papá me regaló un CD Player, que, en esos tiempos, era como el equivalente al último iPhone en cuestiones de tecnología, y, claro, el disco que me deja con el aparato es Barrio Fino de Daddy Yankee.
Mis padres eran jóvenes y no vengo de una familia pretenciosa, por lo que siempre estuve a la vanguardia de lo que pasaba en el regueton porque en casa siempre fuimos fans y es por esto que era normal que un chamaco de seis años tuviera entre sus posesiones un CD Player con el disco de reguetón del momento. Cuando llego a Santiago, me mudo a casa de mi abuela Rosario, en el Barrio Camboya, y todo era nuevo para mí, excepto Daddy Yankee, Wisin y Yandel, Zion & Lennox, Andy Montañez, el reguetón y el palabreo. Recuerdo pasar cada uno de mis momentos fuera de la escuela o interacción familiar escuchando Barrio Fino en mi cuarto, encontrando nuevas formas de escucharlo, apreciando cada detalle de cada canción y obsesionándome con una canción distinta semanal y mensualmente. Barrio Fino fue el pedacito de Puerto Rico que me cupo en la maleta y me sostuvo el tiempo que estuve fuera y el responsable de pulir mis habilidades rapeando, después de aprenderme cada tema de rabo a cabo.
Cuando regreso a Puerto Rico y llego a Villa Palmeras, muchas cosas ya habían ocurrido en la calle y el reguetón; en los carros y motoritas lo que se escuchaba de Daddy Yankee era “Seguroski”, “Gata Ganster”, “Yamilette” y “Donde Mí No Vengas”, de Los Homerun-es. Mientras esto pasaba, yo estudiaba en la escuela elemental Emilio Castelar y Ripoll, donde tuve la oportunidad de vivir el estreno de “El Cartel: The Big Boss” entre boricuas y disfrutar de un álbum bien hip-hopero sin perder la esencia del marroneo y folclor de Barrio Fino.
En el 2008, cuando sale Talento de Barrio, repetí esa película tanto como quemé Barrio Fino, en la esquina de mi cama en el 2004.

Las autoras son parte de la iniciativa Hasta ‘Bajo Project.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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