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Día Mundial del Riñón
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Avances prometedores en los tratamientos de las enfermedades renales

Múltiples investigaciones buscan innovar en los tratamientos de diálisis y prolongar la vida de los pacientes renales

11 de marzo de 2021 - 9:31 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 años.
Un diagnóstico de enfermedad renal impacta tanto la vida del paciente como la de las personas que lo rodean. (Shutterstock)

El lema del Día Mundial del Riñón recoge la frase “viviendo bien con la enfermedad renal”. Los nefrólogos y los especialistas en diálisis tienen el compromiso social de seguir investigando herramientas que mejoren la calidad de vida de los pacientes y los empoderen sobre la posibilidad de nuevos tratamientos, coincidieron el doctor Carlos Rivera Bermúdez y la enfermera nefróloga Marien Saadé Lloréns, del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

“El tema de este año del Día Mundial del Riñón es la educación. La educación lleva al autocuidado, el autocuidado [lleva] al empoderamiento. Todo esto está centrado en el paciente para que tome la decisión de estas modalidades. Hay que educarlo y ayudarlo a que pueda hacerlo”, declaró Saadé Lloréns, quien lleva años certificando a enfermeros en nefrología.

Un diagnóstico de enfermedad renal impacta tanto la vida del paciente como la de las personas que lo rodean. Las etapas avanzadas de la enfermedad renal podrían reducir su capacidad para participar de actividades cotidianas, como trabajar o viajar.

Además, causa numerosos efectos secundarios problemáticos, como fatiga, dolor, depresión, deterioro cognitivo, problemas gastrointestinales y problemas para dormir, según el portal oficial del Día Mundial del Riñón.

Avances en diálisis en el hogar

Según MedlinePlus, un servicio informativo producido por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos —la biblioteca médica más grande del mundo—, parte de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, la diálisis peritoneal implica colocar una sonda (catéter) suave en su cavidad abdominal y llenarla de líquido limpiador (solución de diálisis). Por otra parte, el tratamiento de hemodiálisis consiste en que la sangre pasa a través de un tubo hasta un riñón artificial o filtro.

“Estamos todos aprendiendo un poco de estas nuevas terapias y tenemos que ir viendo cómo se van a integrar a los pacientes a esta nueva forma de vida. Pero, definitivamente, (la diálisis desde el hogar) es un tratamiento que tiene mejores resultados, mejor calidad de vida. Se espera que la sobrevida sea mayor y es mucho más costoefectivo”, resaltó el nefrólogo.

El doctor explicó que la aplicación del tratamiento de diálisis peritoneal tiene un porcentaje relativamente bajo en la isla, a pesar de que se entiende que es mejor para el paciente y su estilo de vida.

“Aunque uno pensaría que los países que están más desarrollados tendrían más pacientes en diálisis peritoneal, porque es el tratamiento que se reconoce como mejor para el paciente en cuanto a calidad de vida, pues no es así. Hay países bien desarrollados que tienen poca diálisis peritoneal y ese es el caso en Estados Unidos y Puerto Rico”, explicó Rivera Bermúdez.

El tratamiento de diálisis es caro. El tratamiento de un paciente de hemodiálisis o el riñón artificial cuesta cerca de $91,000 al año por paciente. La diálisis peritoneal tiene un costo menor. Así que algunos países han favorecido enviar la diálisis peritoneal como una forma de abaratar los costos, sobre todo cuando quedan limitados los recursos para el tratamiento de los problemas de salud de su país”, expuso el médico.

Saadé Lloréns sostuvo que, en julio del 2019, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó la orden ejecutiva Advancing American Kidney Health, que ordenó unos mandatos muy específicos “que tienen unas implicaciones tanto para los nefrólogos como para el personal que trabaja en las unidades de diálisis”.

Entre los problemas que aborda la orden ejecutiva, Saadé Lloréns mencionó que este documento enfatiza que “la mortalidad es alta, que es demasiado costoso, que no hay suficientes pacientes en el hogar cuando se describen los beneficios de esta modalidad y que el trasplante no llega a la cantidad de personas que debería llegar, considerando el total de personas en diálisis”.

Asimismo, parte de lo que impulsa este mandato, es que se trate de desarrollar innovación en la tecnología para hacer el tratamiento de diálisis más efectivo y “mucho mejor para la vida del paciente”.

Innovaciones en tratamientos

El doctor Rivera Bermúdez insistió en que existen ingenieros y empresarios que ahora mismo están trabajando para revolucionar el tratamiento de daño renal, diseñando dispositivos nuevos que sean más pequeños y portátiles como para llevarlos a su trabajo o “hasta que pudiesen ponérselo en el cinturón”. Otras investigaciones están trabajando con células madre para regenerar el riñón y retrasar el proceso de la enfermedad renal.

La Universidad de San Francisco se encuentra desarrollando un dispositivo que consta de dos partes: un sistema de filtrar y un módulo que va a recalibrar la ejecución de lo que se filtra. Es de las investigaciones más novedosas en tratamientos, ya que utiliza células de riñones descartados.

“Primero, se filtra y después lo pasan por una parte del dispositivo que tiene células de riñones descartados. Se lo implantan al paciente, reconectando una arteria en la vena y entonces, la sangre pasa por ahí”, explicó Rivera Bermúdez.

En países como Holanda, están investigando para la creación de un riñón artificial, llamado “Next Kidney”. Tendría un tamaño pequeño de 20 libras que va a requerir como 6 litros de solución.

Además, centros de investigación están proponiendo desarrollar técnicas para reciclar la solución de diálisis. Una diálisis usa entre 120 y 180 litros de agua por tratamiento. Este tipo de innovaciones contribuye en países donde el paciente vive lejos de los centros de diálisis o el acceso al agua es limitado.

El doctor Bermúdez insistió en que se espera que estos tratamientos o dispositivos salgan al mercado, después de sus respectivas pruebas, en alrededor de cinco a diez años.

“Los pacientes siempre están pendientes de cuándo dicen que va a haber un riñón que ellos puedan portar, tenerlo y llevarlo a todos lados porque les da una libertad y una calidad de vida bien diferente”, concluyó Rivera Bermúdez.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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