

El fallo cardíaco es definido como un problema en la capacidad o fuerza de bombeo del corazón. Esto resulta en una disminución en la cantidad de sangre —y, por ende, oxígeno— que llega a los demás órganos del cuerpo.
Esta condición se manifiesta como una combinación de síntomas que constituyen el síndrome de fallo cardíaco: falta de aire, particularmente en ejercicio y al acostarse; sensación de falta de aire severa que despierta al paciente y se alivia al levantarse o sentarse; tos, necesidad de orinar varias veces durante la noche e hinchazón de las piernas, entre otros. Además, esta condición predispone al paciente a sufrir muerte súbita cardíaca.
La muerte súbita cardiaca se refiere a la muerte inesperada de un individuo, la cual es —en la inmensa mayoría de los casos— causada por ritmos rápidos (taquicardia) e irregulares provenientes del ventrículo del corazón. Una fracción de expulsión (medida de capacidad de bombeo del corazón que se obtiene a través de estudios de imágenes) igual o menor a 35 % (lo normal es 55 % o más), particularmente en pacientes que tienen enfermedad coronaria (oclusión de las arterias que dan sangre al corazón), provoca que estos [pacientes] tengan mayor riesgo de sufrir muerte súbita cardiaca.
Debido al riesgo inherente de sufrir muerte súbita, los desfibriladores implantables son parte esencial del manejo del paciente con fallo cardíaco, pues son la única terapia que ha demostrado disminuir significativamente el riesgo de muerte súbita en estos pacientes.
Los desfibriladores son dispositivos eléctricos que se implantan bajo la piel del paciente y poseen, por lo menos, un cable que se utiliza constantemente para analizar el ritmo cardíaco.
Si el dispositivo detecta una taquicardia proveniente de los ventrículos (taquicardia ventricular), procederá a dar una descarga eléctrica o a estimular el corazón rápidamente con la intención de terminar la taquicardia y restablecer el ritmo normal, a su vez, salvando la vida del paciente.
Por tal razón, el implante de desfibrilador se recomienda de manera preventiva a pacientes que tienen una fracción de expulsión igual o menor de 35 % en uno de los siguientes escenarios:
Hay otras indicaciones para este tipo de terapia, incluyendo para pacientes que ya han experimentado un evento de muerte súbita y lo sobreviven. Estas indicaciones, requieren, además, que el paciente tenga una expectativa de vida mayor de un año con buena funcionalidad.
Además de la prevención de muerte súbita por un desfibrilador implantable, algunos pacientes cualifican para la terapia de resincronización. Esta terapia se utiliza en aquellos que demuestran problemas del sistema de conducción del corazón, específicamente lo que llamamos un bloqueo de la rama izquierda. Este tipo de bloqueo resulta en una contracción retrasada del lado izquierdo del corazón en comparación con el lado derecho.
Al estimular ambos lados del corazón para que latan a la par, mejoran los síntomas del paciente y disminuye la necesidad de hospitalización. Este tipo de terapia se lleva a cabo a través del desfibrilador implantable, añadiéndole cables o electrodos adicionales.
Si entiendes que puedes tener esta condición o si eres paciente de la misma y crees que puedes beneficiarte de estas terapias, consulta a tu médico o llama al Hospital Pavia Santurce al 787-641-1616.
El autor es electrofisiólogo en el Hospital Pavia Santurce.
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