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Banco Popular
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La comunidad montañosa de las Marianas I y II en Humacao es símbolo de la resiliencia ante la adversidad. Tras el paso del huracán María, las Marianas quedaron incomunicadas, sin acceso a energía eléctrica, comida, ni agua limpia y segura. De la tragedia surgió un liderazgo fuerte entre los vecinos y una capacidad de organización impresionante, dirigida a buscar suplir las necesidades de los que allí habitan.
Ese ímpetu de autogestión atrajo los ojos de la Fundación Banco Popular y las organizaciones Rayo de Luna y Planet Water Foundation, quienes, tras ver la imperante necesidad de agua potable en la región, seleccionaron a las Marianas como una de doce comunidades en Puerto Rico listas para recibir y mantener torres purificadoras de agua.
“Al ser un sector montañoso y no tener electricidad —aquí no se sabe cuándo llegará— el agua no bombea hacia todas estas colinas”, explica Joaquín Alonso de la organización sin fines de lucro Rayo de Luna. “Estas torres son un purificador de agua gigante. No necesitan electricidad. Los tanques se llenan hasta el tope con agua de manantial y quebradas. Por gravedad, esa agua pasa por el purificador y provee agua limpia por nueve llaves. Se pueden abastecer hasta 1,000 personas por día”.
Antes de recibir las torres, la organización Rayo de Luna —que forma parte de la Comunidad de Colaboración e Innovación Social de la Fundación Banco Popular— quería asegurarse de que los residentes de las Marianas querían la tecnología y se encargarían de su instalación y mantenimiento diario.
“La comunidad identificó los lugares en los que se compartiría el agua y construyó las zapatas para las torres. Un local se encarga de darles mantenimiento. También llevan agua a la gente que no la puede acceder, como los viejitos”, detalla Alonso.
Al final, se instalaron tres torres purificadoras en la comunidad: una en el sector Kennedy, otra el sector Ortiz y otra en el sector La Loma.
Después de María y tras superar la emergencia, las torres —que duran más de diez años— continuarán supliendo agua a comunidades de difícil acceso. El deseo de Rayo de Luna es que, a través de la autogestión y la creatividad, estas comunidades se conviertan en un nuevo modelo de gobernanza para Puerto Rico.
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