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Washington D.C. – Uno de los primeros asuntos que la nueva mayoría republicana de la Cámara baja federal tendrá que decidir- tan pronto pueda organizarse-, es como atender el insólito caso de George Santos, quien ganó un escaño en el Congreso por Nueva York en medio de abundantes mentiras sobre su vida.
Santos ganó en noviembre el escaño a la Cámara de Representantes por el distrito 3 de Nueva York, con base en Long Island y que estaba en manos del demócrata Tom Suozzi, quien aspiró sin éxito a la candidatura a gobernador. Hoy, participa de las votaciones para elegir al presidente cameral, antes de ser juramentado.
Una investigación de The New York Times, sin embargo, reveló que Santos, de 34 años, mintió descaradamente sobre sus estudios académicos, su experiencia laboral y su identidad, entre otras cosas.
Santos tuvo el respaldo del liderato republicano, incluido el número dos, Steve Scalise (Luisiana) y la número tres, Elise Stefanik (Nueva York). Como parte de un viaje por varios estados encabezado por Scalise, la comisionada residente en Washington, Jenniffer González, también le respaldó en Nueva York.
“(Tiene) una historia espectacular de cómo se puede llegar y ciertamente la mejor persona cualificada para representar a Nueva York en este distrito en el Congreso de Estados Unidos. No solamente habla español, habla inglés, es un empresario exitoso y estoy segura que será la mejor representación y la mejor voz de Nueva York en ese distrito”, dijo González a principios de noviembre, antes de que se descubrieran las mentiras de Santos.
El liderato republicano no ha reaccionado a las denuncias sobre el congresista electo. La comisionada González no respondió a una solicitud para que comentara la situación en que se encuentra Santos.
Sin mecanismos para frenar el martes su juramentación - en el inicio de la sesión 118 del Congreso-, y la necesidad de votos que tiene el candidato republicano a speaker, Kevin McCarthy (California), miembros del Congreso de ambos partidos discuten públicamente como sancionar a Santos, mientras la fiscalía federal de Brooklyn y la fiscalía del condado de Nassau examinan el caso.
El congresista electo republicano Nick LaLota, quien también representará un distrito de Long Island, indicó que el Comité de Ética de la Cámara baja debe investigar a Santos. “Los neoyorquinos merecen la verdad y los republicanos de la Cámara merecen la oportunidad de gobernar sin esta distracción”, indicó LaLota al New York Times.
El congresista demócrata puertorriqueño Ritchie Torres (Nueva York) indicó que presentará el proyecto de ley SANTOS (Stop Another Non-Truthful Office Seeker) para penalizar a los candidatos que mientan sobre su historial de empleo y sus cualificaciones educativas y/o militares.
“Elise Stefanik sabía que George Santos era un fraude, pero lo respaldó con entusiasmo para el Congreso. El liderazgo republicano de la Cámara es cómplice del fraude que Santos perpetró contra el público”, indicó Torres en Twitter.
En su página de internet y en presentaciones de campaña, Santos alegó tener fuertes credenciales como experto de Wall Street, al alegar que trabajó como gerente adjunto de activos en Citigroup y experiencia en Goldman Sachs. Ambas empresas negaron que alguna vez Santos trabajará en sus corporaciones.
También dijo haber estudiado en New York University y tener un bachillerato del Baruch College en Manhattan. Las dos instituciones universitarias indicaron que no tenían récord alguno de Santos.
Tras la investigación inicial del periódico The New York Times, Santos - quien ha dicho ser gay -, admitió sus mentiras. Pero, dijo haber trabajado con Citigroup y Goldman Sachs por medio de su organización Devolder, que lleva el apellido de su madre.
“No me gradué de ninguna institución de educación superior. Estoy avergonzado y lo siento por haber embellecido mi currículum”, dijo Santos al New York Post.
El congresista electo alegó además ser de origen judío. Llegó a decir que su madre huyó de la persecución judía en Ucrania y Bélgica (durante la Segunda Guerra Mundial). Pero, sus abuelos maternos se habían establecido en Brasil desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
Santos sostuvo que quiso decir que era “casi judío” (Jew-ish, no Jewish). Pero, antes se ha identificado tanto como católico como judío no observante, según The New York Times.
Bajo discusión ha estado también que le haya prestado a su campaña más de $700,000, pese a que se desconoce si su empresa ha tenido clientes, y dudas sobre su si su grupo de rescate de animales Friends of Pets United cumplió con las normas tributarias para organizaciones benéficas.