

9 de octubre de 2025 - 4:18 PM
Washington D.C. - Los líderes del Congreso siguen distanciados en torno a cómo acabar con el cierre parcial del gobierno federal, en momentos en que cientos de miles de empleados comenzarán a dejar de cobrar el salario de la primera quincena de octubre, algunos –incluidos trabajadores en Puerto Rico– tan pronto como este viernes.
Aunque muchos empleados federales sentirán el cierre a principios de la semana próxima, hay oficinas en las que los trabajadores cobran cada dos semanas y quedarán sin sus cheques este fin de semana.
Los empleados de los miembros del Congreso, por su parte, cobran mensualmente, por lo que no sentirían el golpe hasta finales de mes. Aunque algunos han pedido que se retengan sus cheques mientras dura el cierre, los miembros del Congreso tienen derecho a recibir sus salarios.
En el caso de los empleados de la cárcel federal en Puerto Rico, que es parte del Buro de Prisiones (BOP, en inglés) del gobierno de Estados Unidos, los cerca de 280 trabajadores solo verán la paga de los días previo al 1 de octubre que caen en el pago que vence este viernes.
“No van a recibir la paga completa”, dijo Jorge Rivera, presidente de la unión local 42 del Concilio de Prisiones, que es parte de la Federación Estadounidense de Empleados Federales (AFGE, en inglés).
En general, los líderes de los principales sindicatos estadounidenses han respaldado el reclamo del liderato demócrata del Congreso en favor de que la resolución de continuidad de presupuesto incluya una extensión de los subsidios de los planes médicos que están vinculados a la ley Obamacare.
“Los demócratas tienen a su favor el tema de salud”, dijo Rivera, al reconocer que el BOP puede estar dividido entre conservadores y liberales.
El presidente Donald Trump, desde la semana pasada, ha amenazado con iniciar una nueva ronda de despidos de empleados federales, utilizando como excusa el cierre parcial, a causa de la falta de un presupuesto que financie plenamente las oficinas del gobierno de Estados Unidos, incluido el Congreso, en este nuevo año fiscal federal, que comenzó el 1 de octubre.
Desde el cierre, cerca de 750,000 empleados del gobierno federal han quedado suspendidos de sus puestos de trabajo –incluidos miles en Puerto Rico– al no aprobarse una nueva resolución que lo financie plenamente.
El cierre ha impactado parques federales, como el fortín San Felipe de Morro, una atracción turística en el Viejo San Juan, mientras obliga al gobierno de Puerto Rico a hacer planes para pagar fondos de la asistencia alimentaria para Mujeres, Niños e Infantes (WIC, en inglés).
Antes de la ola de despidos coordinadas por medio de la comisión de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés) que fue liderada por el multimillonario Elon Musk, en Puerto Rico había unos 14,000 empleados federales.
“A Trump, no le gustan mucho los empleados federales”, comentó Rivera, cuya unión tiene alrededor de 190 trabajadores.
Pero, a su unión le preocupa también, en este momento, la determinación del jefe del BOP, William Marshall III, de desconocer el convenio colectivo con la AFGE, lo que obligaría a elevar cualquier acción a la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo, que no funciona plenamente.
En el Senado estadounidense, mientras, volvieron a fracasar –por séptima ocasión y en el noveno día del cierre parcial– las resoluciones que persiguen financiar todo el gobierno federal, que requerían 60 votos para ir a votación final, en un cuerpo dominado por los republicanos 53-47.
La resolución republicana –similar a la aprobada por la mayoría de la Cámara baja federal, con un solo voto demócrata, el 19 de septiembre– persigue dar continuidad al presupuesto hasta el 21 de octubre, en espera de que continúe el trámite de los 12 proyectos independientes que asignan fondos al gobierno federal. Esta vez, la votación fue 54-45.
Mientras, la medida demócrata, que financiaría el gobierno hasta el 31 de octubre, pero incluye el reclamo para extender permanentemente los subsidios para los planes médicos de Obamacare, quedó frenada 47-50. Tres senadores republicanos no participaron de esa votación.
Las encuestas atribuyen más a los republicanos la falta de un acuerdo de consenso, en medio de un país cada vez más polarizado bajo la presidencia de Trump, cuyas iniciativas autocráticas elevan la tensión.
En una reunión de su gabinete, en la Casa Blanca, Trump volvió a retomar el debate este jueves por medio de ataques políticos. Para Trump, todos los males los causan los “radicales lunáticos de la izquierda”, en la que quiere incluir a muchos demócratas, incluso políticos moderados.
Mientras los demócratas cuestionan la falta de interés de la Casa Blanca y la mayoría republicana en encontrar una solución negociada, Trump sostuvo que “no sabemos con quién lidiar”.
“En lugar de jugar con la vida de la gente, Donald Trump y los líderes republicanos del Congreso deberían sentarse con los demócratas y negociar seriamente para arreglar la atención médica y reabrir el gobierno de inmediato. Los trabajadores están empezando a perder sus salarios. Las personas mayores están preocupadas por los retrasos en la Administración del Seguro Social… Cada día que los republicanos se niegan a negociar para poner fin a este cierre, peor se pone la situación para los estadounidenses y más claro queda quién lucha por ellos”, respondió el líder de la minoría demócrata del Senado, Charles Schumer (Nueva York).
Schumer acentuó que los republicanos han mantenido sin sesionar a la Cámara de Representantes desde el 19 de septiembre, cuando aprobaron su resolución de continuidad del presupuesto.
Por su parte, el speaker Mike Johnson –como presidente cameral– insistió en que la culpa del cierre recae en Schumer y sus colegas senadores, al reafirmar que la medida que tiene oportunidades de reabrir el gobierno es la republicana.
“Chuck Schumer dio una entrevista (el miércoles) y tuvo la audacia de decir esto: ‘Cada día de este cierre es mejor para nosotros’, (es decir) para su partido. Ni siquiera sé cómo comentarlo. Me sorprende la insensibilidad con la que puede jugar a la política y usar a los ciudadanos estadounidenses como peones. Estamos en el noveno día. Las consecuencias de este cierre demócrata son muy reales, y puede burlarse de ello y fingir que le va mejor, pero no es así”, sostuvo Johnson.
En el Senado, tres senadores del caucus demócrata, en ocasiones, han apoyado la resolución republicana. Pero, uno de ellos, el independiente Angus King (Maine), descartó volver a votar con los republicanos.
Debido a que el senador republicano Rand Paul (Kentucky) se opone a toda resolución presupuestaria que no recorte fondos, los republicanos necesitan ocho votos del caucus demócrata para avanzar su resolución.
En la Cámara baja, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene (Georgia), una de las más conservadoras y aliada de Trump, advirtió a su conferencia que hay una preocupación real con la expiración a finales de año de los subsidios para los planes médicos Obamacare, que benefician a 24 millones de personas.
“Estoy forjando mi propio camino. Y me indigna muchísimo que las primas del seguro médico se dupliquen si los créditos fiscales expiran este año. ¡Ni un solo republicano en el liderazgo nos ha hablado de esto, ni nos ha dado un plan para ayudar a los estadounidenses a afrontar la duplicación de sus primas de seguro médico!”, dijo Greene, al indicar que, incluso, es un problema para dos de sus hijos.
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