Cayey - Justo a la entrada del casco urbano de Cayey, hay unos enormes brazos abiertos dando la bienvenida, y un rostro con mirada a lo alto, en dirección a las montañas de este pueblo lleno de verdor.

El mural con la imagen de José “Piculín” Ortiz sobre el edificio municipal que lleva ahora su nombre, fue inaugurado oficialmente este miércoles con la presencia del miembro del Salón de la Fama del Baloncesto de la FIBA, y evoca un momento significativo en la historia deportiva del país, cuando la Selección Nacional de baloncesto superó sorpresivamente al potente conjunto de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

“Sobre todo esas manos, es darle gracias a Dios no solamente por esa victoria, sino por tantas cosas, porque ya mi planificación era terminar allí”, dijo Ortiz posterior a la conferencia de prensa para la inauguración del mural, obra del artista plástico David Zayas.

Sus palabras hacen alusión a su sentir en aquel instante, hace 21 años, cuando su carrera estaba por terminar y Piculín pensaba en el retiro de las canchas internacionales.

Ahora esas palabras representan mucho más y tienen aplicación a su etapa de vida actual, a sus 61 años, por lo que está atravesando el exjugador de la Selección Nacional boricua, con la que viajó el mundo a cinco Olimpiadas y varios Campeonatos Mundiales de la FIBA, entre tantos otros torneos.

Ortiz, quien a principios de 2025 fue intervenido quirúrgicamente por su condición de cáncer colorrectal, llegó acompañado de su esposa Sylvia Ríos, de su hija jugadora central de la Selección Nacional de voleibol y de las Cangrejeras de Santurce en el Voleibol Superior, Neira Ortiz, y de su madre Elba Rijos, de 91 años de edad, entre otros familiares.

Emocionado, Ortiz habló en la conferencia de lo que representó para él ese momento de la inauguración del mural, que fue atrasada precisamente debido a su situación de salud mientras recuperaba en su hogar.

Zayas, el creador de la imponente pieza de arte de 30 pies de alto por 80 de ancho, y ‘bautizada’ como “Victoria”, hizo alusión precisamente a todo lo que quiso representar al diseñar el mural.

“Este mural se llama Victoria no solo por una victoria deportiva, sino por toda las victorias silenciosas que este hombre y que este pueblo hemos vivido. La victoria de seguir de pie”, expresó el muralista antes de dar paso al discurso de Ortiz.

Piculín agradeció la dedicatoria pero señaló que este no es solo un reconocimiento a él.

“Este gesto no es solo un reconocimiento personal, mío, sino también una victoria, como el nombre que le puso David, sino una victoria que celebramos todos los cayeyanos. Una carrera de 26 años (en el baloncesto) en la que todo Cayey me vio crecer, sudar tanto en la liga (Baloncesto Superior Nacional), y la patria. No solamente en un torneíto sino en muchos de ellos donde tuve ese privilegio que Dios me dio, de ir como un trotamundos representando a Puerto Rico y a Cayey”, expresó.

En otro momento, Ortiz se escuchó con voz emocionada mientras hablaba al público, pero en especial dijo unas palabras sumando a su viejo entrenador Oreste Alicea, quien también lo acompañaba entre los presentes en primera fila.

“Créanme, fue a sudor y lágrimas, por nuestro país. Se siente muy agradable, muy profundo, y estos son los momentos cuando podemos decir, ‘logré la meta que me propuse‘. Porque yo no sueño. Yo siempre me planteo metas. Los sueños son para los que duermen de alguna manera”, dijo

“Me siento privilegiado, primero como cayeyano, segundo por tener la familia que tengo, privilegiado por haber sido estudiante de maestros que están aquí conmigo, que por ahí está también Mrs. Elena Alvarado. Ha sido un privilegio ser parte de este legado, agradecido de esta distinción. Maestro gracias por darme la oportunidad de encaminar un futuro en una carrera inesperada”, señaló apuntando a Alicea.

La obra fue parte de una iniciativa de la Compañía de Turismo de Puerto Rico para exaltar el arte urbano, pero también para revitalizar los casos urbanos, según dijo la directora ejecutiva de esa dependencia, Willianette Robles Cancel, quien además destacó que el proyecto impactó en una primera etapa a 35 municipios a un costo de $1.5 millones de la CTPR.

“La iniciativa de los murales de Puerto Rico lo que quiere resaltar es eso, nuestro turismo cultural, y dentro del turismo cultural, destacar pilares como la historia, el arte, la flora, la fauna y muchos otros”, expresó Robles.

El mural presenta a Ortiz luciendo la camiseta de Puerto Rico y está inspirada en una foto tomada en Atenas 2004 por el fenecido fotoperiodista de El Nuevo Día José Ismael Fernández, quien hizo a Ortiz subir las escalinatas del histórico Partenón de Grecia, para inmortalizar su imagen con brazos en alto en la antigua ciudad de Atenas.

En tanto, el alcalde de Cayey, Rolando Ortiz, habló del contexto histórico del edificio conocido como Plaza Empresarial que lleva el nombre de Piculín, además de su imagen en el mural, y que en el pasado se conoció como la Colectiva, por ser un centro de comercio donde personas de distintos pueblos de la montaña llegaban a ofrecer sus productos buscando el sustento para sus familias.

“Era un centro de actividad económica. Dejó de serlo, pero ahora se ha convertido en el eficio más importante de nuestro pueblo porque hace homenaje a uno de los hombres más grandes de nuestra historia”, dijo el ejecutivo municipal.

Neira, su hija, expresó su orgullo pero sobre todo su alegría de que su padre pueda ver en vida este homenaje en su propio pueblo.

“Yo creo que es bien especial porque es en su pueblo, es en Cayey. Sé que está bien emocionado, pero me imagino que por dentro se debe sentir superentusiasmado y superhonrado de que es en su pueblo, donde está la mayoría de su familia y lo van a ver todos los días”, expresó su hija, Neira.

“Siempre vivo orgullosa del excelente atleta que fue mi papá, del excelente puertorriqueño que fue, porque llevó la bandera en su pecho como lo más grande que podría llevar un puertorriqueño”.