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Pedro Aníbal Díaz una vida plena y de película, como custodio de la historia del atletismo boricua

Ha recolectado las marcas de los atletas del patio desde 1965 hasta la actualidad, y en el transcurso vivió eventos históricos, desde Camarero, Vietnam y Múnich 72, hasta O.J. Simpson

17 de agosto de 2025 - 11:10 PM

Pedro Aníbal Díaz (derecha), junto al entrenador Carlos Guzmán, lleva 60 años recopilando la historia del atletismo boricua. (Suministrada/Fernando Neris)

Puerto Rico tiene que conocer el nombre de Pedro Aníbal Díaz, y el hombre que le da vida al nombre, que es figura de una vida plena por su longeva labor en el atletismo mundial y boricua desde 1965 hasta la actualidad.

Tiene 85 años y por los últimos 60 ha estado recopilando las estadísticas del atletismo boricua, dejándolas para la posteridad en cuatro publicaciones, siendo la última edición en el 2024, con foto de la medallista de oro y plusmarquista olímpica en Tokio 2020, Jasmine Camacho-Quinn, bajo el título de Marcas y medallas.

Pero también, ahí adentro de su callada personalidad, de su humilde espíritu, tiene en su recorrido por el mundo del atletismo, cantidad de vivencias en momentos históricos, tanto mundiales, como de efecto para Puerto Rico, comenzando con su historia del 16 de agosto de 1955, en el hipódromo Quintana de San Juan.

“Salimos de la escuela”, dijo el egresado de la Academia Santa Teresita en la Calle Loíza de San Juan, “y comenzamos a caminar por ahí para arriba por Santurce a Villa Palmeras, hasta el Hipódromo Quintana, y allí vimos el dato histórico: la primera derrota de Camarero luego de establecer el récord mundial de 56 triunfos corridos”, recordó.

Resulta -contó Díaz- que su afición por las estadísticas de atletismo iniciaron en la hípica, cuando siendo niño miraba los programas de carreras de los tres hipódromos de entonces, y comparaba los distintos tiempos que aparecían por pista para las distintas categorías de caballos nativos e importados.

Libro "Marcas y medallas" de Pedro Aníbal Díaz.
Libro "Marcas y medallas" de Pedro Aníbal Díaz. (Captura)

“Me llamaban la atención las marcas de acuerdo al hipódromo en que se corría”, dijo sobre un deporte de marcas que tiene mucha similitud con el atletismo porque se compite por ramas y a distintas distancias.

Dijo que trató con las estadísticas de la natación. Pero las encontró complejas y complicadas para recopilar, al punto de que las abandonó por las de atletismo, las que eran familiares para él porque ese fue el deporte que practicó hasta darse cuenta, entre los 16 y 17 años, que le iría mejor en la teoría que en la práctica.

Pero antes hizo en el atletismo algo que pocos seres vivos en Puerto Rico pueden decir: haber corrido en el histórico Estadio Sixto Escobar de San Juan.

“El atletismo fue el deporte en que participé moderadamente. Corría en los field days en el Sixto Escobar. Fue el deporte que más me gustó y que más sencillo encontré para llevar estadísticas. Cuánto saltó, cuánto corrió, cuánto lanzó el atleta es sencillo. Y hasta el día de hoy sigo en ese jaleo”, dijo.

La primera estadística que anotó fue del 11 de marzo de 1954, el lanzamiento de jabalina de 67.71 metros del fenecido y legendario atleta, pelotero y Gallito de la UPR, Reinaldo “Pochy” Oliver, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en México. El lanzamiento fue marca regional y oro para la prueba.

De lleno, a diario, comenzó a recopilar las estadísticas pasadas y nuevas en 1965, recordó, mientras estudiaba biología y posteriormente odontología en la UPR de Río Piedras, en donde además nació “literalmente” en sus predios un 14 de febrero de 1940.

Pedro Aníbal Díaz recibiendo un reconocimiento de la Federación de Atletismo de Puerto Rico.
Pedro Aníbal Díaz recibiendo un reconocimiento de la Federación de Atletismo de Puerto Rico. (Suministrada)

“Soy Gallito de sangre y corazón”, se describió.

Un evento mundial le hizo poner una pausa en las estadísticas: la Guerra de Vietnam, a la que asistieron miles de boricuas como él en tiempos en que un sorteo escogía los nombres a ser soldados para el Gobierno de Estados Unidos.

Luego de lograr terminar la especialidad de odontología, gracias a un oficial del Ejército con conexiones en el ROTC de la Universidad, tuvo que ir a una base militar en San Antonio, Texas, para hacer la preparación como parte del cuerpo médico que daría servicios en Vietman a los soldados en el frente de batalla.

Y estando en preparación militar en Estados Unidos, en 1967, su afición por el atletismo lo llevó a Utah, a los campeonatos de pista y campo de la NCAA, en donde vio correr a una personalidad estadounidense en el atletismo, en el football, y luego en el mundo de Hollywood, que terminó en desgracia: O.J. Simpson.

“A la semana de revalidar (odontología) estaba en San Antonio y de allí pasé a California, y vi unas cuantas competencias, incluyendo el relevo 4x100 de Universidad del Sur de California (USC), que hizo una marca mundial y cuyo tercer tramo lo corrió una persona de nombre O.J. Simpson”, recordó sobre el relevo que cronometró 38.60 segundos y en que también corrieron Earl McCullouch, Fred Kuller y el jamaiquino Lennox Miller.

Regresó con vida, naturalmente, de Vietnam. Pero dijo que nunca le encontró el sentido de orientación a la Guerra, de la que el Ejército de Estados Unidos terminó retirando sus tropas en 1973.

“A mí me preguntan en dónde estaba el frente de batalla y todavía no sé”, dijo.

A su licenciamiento militar en 1969, regresó a Puerto Rico y retomó las estadísticas del atletismo, esta vez colaborando con la reconocida revista Track and Field News, que sigue vigente y relevante como medio digital.

Otra de sus publicaciones, con el otrora vallista Javier Culson en portada.
Otra de sus publicaciones, con el otrora vallista Javier Culson en portada. (Captura)

Y con Track and Field News fue a los Juegos Olímpicos Múnich 1972 y vivió, aunque de lejos, el histórico ataque terrorista contra atletas judíos que se hospedaban en la Villa Olímpica, en que también vivía la delegación boricua que incluía a la Selección Nacional de baloncesto liderada por Raymond Dalmau.

Díaz es honesto al recordar que no estaba en la ciudad olímpica el día del ataque. Pero sí recuerda el ambiente en la ciudad al día siguiente.

“Para decir la verdad, ese día me lo perdí porque no había programa de atletismo. Con un grupo, ese día nos fuimos a un pueblo, en la ladera de los Alpes, porque queríamos ver la casa de invierno de Adolfo Hitler, a la que no llegamos. Y estando allá sucedió eso en Múnich. Al otro día había regresado a la ciudad y estaba callada. Abrieron el estadio y se hizo una ceremonia. Pero luego los Juegos rompieron otra vez y regresó el entusiasmo”, recordó.

Puerto Rico participó en Múnich 72 con velocistas y fondistas. La mejor actuación fue el crono de 10.79 segundos que corrió en los 100 metros Guillermo González. La Selección Nacional de baloncesto finalizó sexta en los Juegos.

Fue en 1995 que se decidió a publicar un libro, luego de años recopilando estadísticas, de estar guardando papeles sobre papeles, de competencias en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Mundiales, y en fin, a dónde quiera que iba una delegación boricua de atletismo.

Tenía sangre de escritor de libros, por la línea de su padre, y se lanzó a la tarea. Su padre fue Aníbal Díaz Montero, quien escribió sobre una veintena de libros con temas montunos de la década de 1920 en Puerto Rico.

“Como tenía cierta amistad con la biblioteca y la casa editorial (de la UPR), me publicaron el primer libro”, recordó sobre la edición relanzada en 2016 con el vallista Javier Culson en la portada, bajo el título Las mejores 50 marcas por evento en el atletismo puertorriqueño.

El libro ha sido actualizado y publicado en nuevas ediciones otras dos veces con la ayuda del también estadístico y director de la Editorial Deportiva Caín, Carlos Uriarte González.

Díaz, en fin, ha dejado para la historia la data estadística del atletismo boricua en secciones como la progresión de marcas nacionales, en la que se destaca la de 100 metros masculinos, que inicia con el registro de 10.8 segundos del legendario Eugenio Guerra en 1930, y llega al 9.95 de Eloy Benítez en 2025, o la sección del ‘Top 10′ de atletas boricuas por pruebas, tanto de salto, como brincos y de las carreras.

Y ninguno de los libros recogen sus anécdotas relacionadas a las estadísticas que ha contado para esta historia. ¿Por qué?

“Porque lo que yo quiero es que se destaque el atleta, que son los protagonistas”, contestó.

Amén, entonces.

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