Brenda Cepeda, una de las hijas de Modesto Cepeda, ofrece una clase de bomba puertorriqueña a un grupo de niños.
Brenda Cepeda, una de las hijas de Modesto Cepeda, ofrece una clase de bomba puertorriqueña a un grupo de niños. (Víctor Ramos Rosado)

Escondido entre los caminos estrechos y confusos de San Mateo de Cangrejos, hay un castillo. No es un palacio rimbombante rodeado de poderosas fortificaciones. Es, más bien, una casa. Está pintada de blanco y consiste de dos pisos con hermosos balcones que ofrecen una vista privilegiada de su calle. Entre sus paredes se guardan los secretos de uno de los más importantes tesoros culturales de Puerto Rico.

Aquí, también, se ha forjado un linaje legendario de nobleza folclórica. Cuando empezó su encomienda bajo el agua, sol y sereno de la Playita de Villa Palmeras en Santurce, Modesto Cepeda Brenes no podía imaginar la trascendencia que su reino de bomba y plena alcanzaría.

Este año, su escuela celebra su 50 aniversario. Además, el Día Nacional de la Bomba, organizado por los Cepeda, celebrará su edición número 21.

Como todos los sábados, en el salón se están dando clases. La maestra atiende a un grupo de niñas y, mezclando ritmos tradicionales de bomba con canciones infantiles, les repasa algunos de los movimientos básicos. Siendo la hija menor de Modesto, la maestra bien podría ser una princesa de la bomba. Se llama Brenda y, al igual que todos en su familia, baila y toca desde que tiene memoria.

Observando la clase está su hermana mayor, Gladys Cepeda. Canta, junto a los niños, el himno que le enseñan a sus estudiantes más jóvenes.

Buenos días, ¿cómo están ustedes?

Yo bien, gracias, ¿y usted?

Yo feliz, como una lombriz,

y listo para la batalla

“En el 1973 decían que la bomba no se enseñaba y papi decía ‘en todos los países del mundo hay escuelas para enseñarle la cultura al país, ¿cómo ellos van a aprender? Todo se aprende, alguien les enseña’”, explica Gladys. “Fue ahí que entonces decidió hacer la escuela”.

La Escuela de Bomba y Plena se inició en la década de los 70 como una gesta con fines culturales, musicales y sobre todo educativos. Según la familia, la escuela tuvo y tiene como misión mantener viva la música de la bomba mediante la educación a la niñez.

Mientras mira al grupo, Gladys rememora las palabras que han sido el lema de su padre Modesto por gran parte de su vida. “Papi siempre dice: ‘guardo mi fe y esperanza a la sombra de un niño’. Aquí lo puedes ver”.

Modesto Cepeda, junto a su hija Gladys y  uno de sus nietos, Exan durante la conferencia de prensa del Mes de la Afrodescendencia.  
20230314, SAN JUAN
(
vanessa.serra@gfrmedia.com)
Modesto Cepeda, junto a su hija Gladys y uno de sus nietos, Exan durante la conferencia de prensa del Mes de la Afrodescendencia. 20230314, SAN JUAN ( vanessa.serra@gfrmedia.com) (VANESSA SERRA DIAZ)

Gladys, entonces, debe hacer una pausa, el rey la está esperando. A sus 84 años, Modesto Cepeda Brenes está ciego debido a un padecimiento de glaucoma. Pero el resto de sus sentidos continúan tan aguzados como un machete recién amolado. Su hija pasa a recogerlo a una humilde casa de madera que queda un par de calles más abajo de la escuela y que ha sido el lecho de su reinado.

Como en todos los reinos, aquí hay algo de magia. Al lado de la casa hay un arbusto alto completamente cubierto de amapolas rosadas. “Desde que mami murió, esa mata de amapolas siempre tiene flores”, explica Gladys.

El monarca viste con sencillez. Una camisa abotonada con patrones de colores y pantalón crema. Como corona, lleva una simple boina.

Sus movimientos son lentos y su figura se ve frágil, pero una vez hace su llegada a los pasillos de su castillo, el hombre se transforma en el vigoroso bombero y plenero que ha marcado para siempre a la cultura del país. Su trono también es humilde: una silla plástica. Frente a él, un micrófono y en su mano derecha una maraca como cetro.

Los tambores suenan para dar comienzo a la clase de adultos y Modesto los guía con su voz.

Felicitá y a dónde estará

Felicitá y a dónde estará…

Más allá de la isla

“Diez días antes del festival, en el 2020, cerraron todo por la pandemia. Eso fue bien fuerte. Empezamos a dar las clases digitalmente. Tenemos gente de España, Colombia, Estados Unidos y México que se conectaron en ese momento, buscando alivio. Y tenemos personas conectadas hasta el día de hoy”, sostiene Gladys sobre los retos que recientes que han enfrentado y las conexiones que han logrado a través de la bomba.

Con la más reciente edición del Día Nacional de la Bomba y en el contexto de los 50 años de la escuela, tanto Gladys como su hermana esperan poder hacer un pase de batón. El hijo de Brenda, Exan Ortiz Cepeda, de 18 años, ha sido criado como un verdadero príncipe heredero. A los pocos meses de nacido ya imitaba el ritmo del sicá con una maraca. Con poco más de un año, tocaba el tambor y sabía seguir a un bailador. Así queda evidenciado en un video que muestra su tía, Gladys, con mucho orgullo en el que el niñito seguía a su abuelo durante un piquete.

Mi hermana y yo hemos sacrificado muchos sueños para estar aquí, pero papá Dios decidió que nosotros teníamos que hacer esto. Ha valido la pena. Orgullosa de que tenemos un movimiento que se llama Maniobra, que está auspiciando a Exan, preparándolo, para que él pueda dirigir esta escuela”, explica mientras contempla la figura alta de su joven sobrino con emoción. “Su carta de presentación será el Día Nacional de la Bomba y ahí es que mi hermana y yo cerramos el círculo”.

Gladys abundó sobre los valores que su padre siempre intentó infundir a través de su trabajo, lo que hace de su proyecto de vida uno tan especial. “Fue un padre que jugó con nosotros. Los viernes llevaba flores y pollo, porque los viernes no se hacía nada y se jugaba con la familia. En eso fue que yo crecí y eso fue lo que él trajo aquí. No es bailar. Que tú tengas un lugar familiar donde tengas apoyo y que sepas que siempre va a haber alguien que te va a ayudar. Aquí estamos para la comunidad y para nuestro pueblo”.

Han tenido una vida repleta de aventuras y también de dificultades, reconoce. Pero la tradición los Cepeda la llevan en la sangre. Es algo que nace con ellos. Han forjado, a fuerza de sangre, sudor y lágrimas, un legado de tradición y comunidad que celebra a la negritud puertorriqueña en todo su esplendor. Parada de espaldas a la escuela, ese castillo blanco que llena de luz a Villa Palmeras y al resto de San Mateo, se ve más grande que cualquier gran palacio o fortaleza medieval.

Gladys reflexiona un momento. “Le decían El Quijote de la Bomba, porque él estaba soñando. Aquí está nuestro sueño hecho realidad. Listo para los próximos 50 años”.

La Escuela de Bomba y Plena Rafael Cepeda Atiles celebrará el vigesimoprimero Día de Internacional de la Bomba, los días 17 y 18 de marzo en su sede, Centro Cultural de Bomba y Plena, Dr. Modesto Cepeda Brenes, ubicado en Villa Palmeras, Santurce. En tarima se presentarán los grupos La Bomba Va, Bomba Brava, La Máquina Insular y Yubá Iré, además del grupo de Clase Avanzada de la Escuela, Afrolegado, Bomvibes, La Resistencia y el cierre estará a cargo de La Raíz de Mayagüez. También habrá artesanos y oferta gastronómica.

Afiche del XXI Día Nacional de la Bomba.
Afiche del XXI Día Nacional de la Bomba. (Suministrada)
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