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Pérez confiesa que “él único público que me produce ansiedad son los niños, porque toda mi experiencia ha sido con adultos”.
Pérez confiesa que “él único público que me produce ansiedad son los niños, porque toda mi experiencia ha sido con adultos”.

A sus 71 años, Luz Nereida Pérez Jiménez apuesta a la cultura y la educación con un proyecto empresarial lleno de retos que comenzó hace tres años.

El Candil abrió en momentos de profunda crisis económica, cuando la compra y descarga de libros por internet ha impactado a la industria de libros. Además, se ubicó en un casco urbano, áreas que, por el cierre masivo de comercios y la fuga de residentes, hacen cuesta arriba cualquier gestión comercial.

Esos obstáculos, sin embargo, fueron parte de la motivación de Luz Nereida y sus socios Tamara Yantín y Norberto González, trío que ha estado ligado al mundo literario y la industria editorial y venta de libros por décadas. Tamara es propietaria de la publicadora Mariana Editores, y Norberto es dueño de librerías en Río Piedras y en el centro comercial Plaza Las Américas.

“Tamara es de aquí pero, además, ella sabía que hacía falta. Ponce es una ciudad universitaria y tenía una librería, que ya no existe, pero no tenía este concepto (donde hay café, vino, sándwiches, conexión gratis a internet), donde se hacen actividades. Lo importante es exponer al público a la cultura, que se den cuenta que la cultura es del pueblo y para el pueblo, que no es intimidante”, afirma Luz Nereida mientras hablamos, a pasos de un trío de jovencitos que comparte sentado en un sofá y del salón donde un grupo de profesionales sostiene una reunión.

“Ella siempre me decía que quería poner una librería, y cuando empecé a recibir el Seguro Social y a trabajar menos, nos decidimos a la aventura”, agrega para explicar la idea primera del negocio que abrió con la amiga y editora, con la cual ha publicado sus libros Cuál es tu Duda y Puerto Rico y el Lenguaje.

“Me lo estoy disfrutando enormemente. Para mí, la librería es una terapia, no lo veo como un trabajo. Tocar los libros llena a uno de vida; estar en constante intercambio con la gente llena a uno de vida. Uno tiene que mantenerse ocupado, de lo contrario sería deprimirse… no, yo no soy persona de estar sentada. Para el pequeño empresario es muy difícil, hay que trabajar mucho. Es un momento difícil, pero no le tenemos miedo porque la cultura, la lectura y las actividades que estimulan el espíritu y el alma son muy importantes en este momento también”, destaca Luz Nereida, sentada cerca del árbol de papel crepé que recubre un área del techo y que hace homenaje a los 20 años del libro infantil El flamboyán amarillo.

“Esta es una característica de los Baby Boomers, que seguimos trabajando”, señala la mujer que también escribe reseñas de libros y columnas sobre lenguaje para el periódico La Perla del Sur y mantiene intervenciones semanales en el programa Noticentro al Amanecer.

Su meta era ser profesora

La literatura ha sido una constante en la vida de Luz Nereida, nacida en Santurce, de padre viequense y madre camuyana, pues su tío, Adolfo Jiménez Hernández, la expuso a las letras desde niña. En la Universidad de Puerto Rico estudió un bachillerato en pedagogía, con especialidad en español y francés. Luego, hizo un doctorado en filosofía y letras en City University of New York.

“La meta cuando terminé la universidad era ser maestra de español, como muchos en mi familia, pero la vida me sacó de eso y me llevó a los adiestramientos”, afirma quien practica las doctrinas franciscanas y quien cree que “no es lo que uno busque, es lo que viene y que uno tiene que saber identificar eso que viene”.

Así fue que llegaron lo que luego serían su negocio propio y un espacio en los medios de comunicación.

“Cuando regresé a Puerto Rico, en 1978, era lectora del periódico Claridad y un día fui a llevar un artículo sobre Miguel Hernández, más o menos un resumen de mi tesis. Álida Millán, que dirigía la sección En Rojo, me pidió unas columnas de lenguaje. Las llevé y a la semana siguiente me vi publicada y fue un susto, porque es una gran responsabilidad escribir en los periódicos. En eso estuve 21 años. Claridad que me dio a conocer a los medios y me empezaron a llamar de la radio. Néstor Figueroa Lugo fue uno de los primeros. Actualmente, estoy en la arquidiócesis de San Juan con Iris Felicié en la radio y ocasionalmente en WPAB”, agrega.

Cuando comenzó a escribir en Claridad, ya había dado un vuelco a sus expectativas profesionales, pues una amiga la invitó a dar un adiestramiento de redacción en una agencia pública. “Gustó muchísimo, identifiqué un nicho y desde 1980 establecí mi negocio de asesoría en comunicación escrita y he estado trabajando con gobierno y empresa privada”, donde enseña redacción de cartas, memorandos e informes, entre otras cosas.

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