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Darle volumen a una canción es, posiblemente, una de las experiencias más gratificantes para el oído y el ser. En un día pesado o uno estimulante, subirle el volumen a ciertos temas en el carro, el radio o el iPod provoca que la canción se apodere de ti. Una dosis de energía musical invade tu humor y, si hay penas, estas se aniquilan entre bailes y líneas cantadas a viva voz porque quien compuso o interpreta esa canción, de alguna manera, parece comprenderte.