Luego de casi una década de ausencia, solo bastaron los acordes de la primera canción y su característica sonrisa pícara para que Alejandro Sanz volviera a echarse al bolsillo a su fanaticada puertorriqueña, la misma que lo esperó pacientemente.
Luego de casi una década de ausencia, solo bastaron los acordes de la primera canción y su característica sonrisa pícara para que Alejandro Sanz volviera a echarse al bolsillo a su fanaticada puertorriqueña, la misma que lo esperó pacientemente.
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