

7 de febrero de 2017 - 11:00 AM
Un instante puede cambiarlo todo. Sin importar el escenario, sea el teatro de guerra o el seno del hogar, una experiencia traumática quizá no te arrebate la vida, pero podría trastornarla para siempre, aunque no tienes que resignarte a ello. Tras el suceso podrías experimentar recuerdos torturadores, miedo, retraimiento, pesimiso, desconfianza, culpa, irritabilidad, aislamiento, pesadillas o dificultad para dormir, entre otras manifestaciones. Si estas se prolongan por meses, es posible que vivas con el síndrome de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), un diagnóstico que originalmente solo se asociaba con experiencias bélicas.
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