

6 de julio de 2025 - 9:17 PM
Cocinar arroz es una actividad cotidiana en millones de hogares. Sin embargo, lograr que quede suelto, sabroso y con buena textura no siempre es fácil. Ante esto, chefs y nutricionistas coinciden en recomendar un truco simple pero eficaz: añadir una pequeña cantidad de vinagre al agua de cocción.
Aunque pueda parecer un paso menor, esta práctica ofrece beneficios culinarios y nutricionales que la han vuelto popular en diversas culturas, desde Asia hasta América Latina.
Agregar vinagre al arroz es una costumbre culinaria con respaldo científico y cultural que mejora textura, conservación y digestibilidad.
Al incorporar este pequeño cambio, es posible transformar un plato cotidiano en una preparación más sabrosa, saludable y práctica.
El vinagre contiene ácido acético, un compuesto con propiedades antimicrobianas y antioxidantes. Este ingrediente no solo mejora la textura del arroz, sino que también lo conserva mejor y aporta ventajas metabólicas, según investigaciones de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Uno de los mayores desafíos al cocinar arroz es evitar que los granos se apelmacen. El ácido acético retrasa la gelatinización del almidón, evitando que se libere en exceso durante la cocción.
Esto da como resultado un arroz más suelto, ligero y fácil de servir, ideal tanto para preparaciones cotidianas como para platos especiales.
El vinagre también actúa como conservante natural. Al reducir el pH del arroz cocido, ralentiza la proliferación de bacterias y mohos, permitiendo conservar el alimento por más tiempo.
Este beneficio es clave para quienes preparan grandes cantidades o almacenan porciones para varios días.
Harvard destaca tres beneficios principales del ácido acético en la dieta:
Estos efectos han sido observados especialmente cuando se consume vinagre junto a carbohidratos, como el arroz.
En la gastronomía japonesa, especialmente para preparar sushi, el vinagre no solo aporta sabor, sino que también estabiliza la textura del arroz y actúa como conservante.
Esta práctica ha influido en otras cocinas del mundo, donde hoy también se aplica por sus beneficios técnicos y nutricionales.
Los expertos recomiendan el siguiente procedimiento:
Ferran Adrià recomienda dejar el arroz en remojo 30 minutos antes de cocinarlo, para reducir el almidón y lograr una cocción más uniforme.
Karlos Arguiñano, por su parte, sugiere cocinarlo como pasta: en abundante agua, escurrirlo y pasarlo por agua fría. Luego, rehogarlo con ajo y aceite para intensificar el sabor y mantener la textura suelta.
Los arroces de grano largo, como el basmati o el vaporizado, contienen menos almidón y tienden a quedar más sueltos.
Para quienes buscan evitar que se pegue, este tipo de arroz es el ideal.
Algunos expertos recomiendan sofreír el arroz en aceite antes de añadir el agua.
Esto ayuda a sellar los granos, evitando que se rompan y favoreciendo una textura más firme y aireada.
Uno de los errores más comunes al cocinar arroz es removerlo con frecuencia, lo que libera más almidón y provoca que se apelmace.
Lo mejor es no tocarlo hasta que esté completamente cocido y haya reposado.
Aunque algunas personas utilizan limón o vinagre para cocinar arroz blanco, los chefs aclaran que este truco no es necesario fuera de recetas específicas como el sushi.
En estos casos, el vinagre se incorpora después de la cocción para dar sabor y conservar.
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