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Infidelidades veraniegas: olas de calor y deseo

Una especialista desvela las motivaciones y características de este fenómeno

25 de julio de 2025 - 11:10 PM

Hay infidelidades que siguen más allá del verano, porque las tecnologías lo permiten y cubren una necesidad psicoemocional. (Agencia EFE)

Es verano. Suben las temperaturas del ambiente, pero también las de los cuerpos y las mentes. Se producen olas de calor, que se sufren y de las que todo el mundo habla, pero también otras olas que en vez de padecerse se disfrutan apenas y de las que se habla: las del deseo sexual, que a veces conducen a transgredir las normas y saltarse los límites de la pareja establecida.

Más piel a la vista y el deseo a flor de piel. Más tiempo disponible y la sensación de que no hay tiempo que perder. Más ganas de vivir experiencias novedosas o simplemente más ganas de vivir. Menos estrés, obligaciones, trabajo y horarios.

En verano tenemos menos ataduras e incomodidades de todo tipo, y más predisposición a relacionarnos. En todos los sentidos. El uso de ropa ligera, la mayor disponibilidad de tiempo libre, la salida de las rutinas habituales y el aumento de las relaciones sociales, que tienen lugar en temporada veraniega generan un contexto que estimula la infidelidad, según los datos de una encuesta de Gleeden.

Esta es una plataforma europea de encuentros extraconyugales pensada por y para mujeres, con más de 13 millones de usuarios en el mundo. Los resultados de la encuesta, efectuada entre 7.347 usuarios de esta plataforma, desvelan que el 84% de usuarios de esta plataforma siente que su deseo sexual aumenta durante la época estival, mientras que un 68% percibe que su deseo aumenta mucho, explica Silvia Rúbies, responsable de comunicación de Gleeden para Latinoamérica y España.

Los usuarios de Gleeden aumentan la utilización de esta plataforma entre un 20 y un 30%, durante los meses centrales del verano (julio y agosto, en el hemisferio Norte, enero y febrero en el Sur), mientras que el 49% de los encuestados afirma que tiene más relaciones en verano que en otras estaciones del año.

“El verano estimula una mayor búsqueda de experiencias novedosas en los usuarios de esta plataforma, el 89% de los cuales afirma que esto se debe a la poca ropa o a la ropa ligera, que vestimos, cuando hace calor”, según Rúbies.

La ocasión y la evasión

Explica que “la infidelidad veraniega suele estar relacionada más con la oportunidad y la evasión” y añade que “muchas personas ven las vacaciones como un paréntesis vital, lo que facilita la transgresión de normas”.

Así, “el 65% de las personas encuestadas afirmaron que fueron infieles alguna vez durante unas vacaciones de verano. Un 52% de ellas buscó momentos para tener encuentros, aunque estuviera con su familia de vacaciones, mientras que un 23% aprovechó para tenerlos cuando su familia se va fuera unos días”, señala.

Para Rúbies “está claro que los factores que más incitan a la infidelidad y los encuentros sexuales veraniegos son, en el siguiente orden: la sensación de libertad temporal que ofrece el verano (según un 28% de l@s encuestad@s), el hecho de tener más tiempo libre (un 27%) y la mayor exposición del cuerpo que queda más descubierto al usar ropa ligera y bañadores (un 25%).

Un entorno que reactiva el deseo

“Las infidelidades veraniegas están muy influenciadas por el contexto vacacional”, explica Lydia Parrilla, psicóloga especializada en terapia sexual y de parejas, y experta de Gleeden, en una entrevista con EFE.

“En verano salimos de la rutina de los demás meses del año, la cual al final acaba apagando un poco la pasión, la llama del deseo sexual. En la temporada estival estamos más relajados, no tenemos tantos compromisos laborales de los que resulta difícil escapar y nos encontramos en un ambiente un poco más festivo y lúdico, que invita a que nuestro deseo se active”, puntualiza.

“Además de los estímulos visuales, en la activación del deseo también interviene el estímulo olfativo: en verano, con el sudor, desprendemos más olor corporal, que también atrae muchísimo, aunque lo intentemos camuflar con perfumes”, revela.

“También se suman otros factores como la temperatura, que nos produce alegría; vestir una ropa más ligera, lo cual tiene un efecto estimulante, además de salir más, interactuando con más gente, todo lo cual contribuye a que nuestro deseo se reavive, y fomente una búsqueda para satisfacerlo”, señala.

Precauciones con el móvil

En verano, durante el cual periodo vacacional es prolongado, pasamos más tiempo con la familia y los niños están en casa muchas horas de lo habitual, lo que aumenta la posibilidad de accedan a los teléfonos móviles de sus padres, según Parrilla.

“Es una época en la que quienes incurren en una infidelidad suelen tomar más precauciones, evitando que su teléfono quede al alcance de otras personas, ocultando más sus conversaciones o incorporando al móvil algún tipo de filtro. De hecho, muchas infidelidades se descubren a través del teléfono”, advierte.

“Una de las precauciones más habituales consiste en reemplazar el número de teléfono de la persona con la que se mantiene una relación (alguien a quien nuestra familia no conoce), por el nombre de una amiga o un amigo que les resulte conocido. Otra precaución es poner pantallas más oscuras en el móvil”, apunta.

“Todas las medidas de precaución buscan ocultar la información que hay en el teléfono, el cual es la vía principal a través del cual se suele desarrollar la infidelidad, al utilizarlo, por ejemplo, para acordar una cita con la otra persona”, explica esta sexóloga.

Distintos tipos de infidelidad

“Algunas aventuras amorosas que comienzan en verano, se diluyen una vez finalizada esa estación. Son infidelidades de personas que han estado de vacaciones, han conocido lugares y personas diferentes y la relación acaba ahí”, según Parrilla.

Pero “también hay muchas relaciones que suelen perdurar, sobre todo aquellas que se iniciaron por redes sociales o plataformas de internet, porque la tecnología permite alargarlas”, apunta.Señala que “estas aventuras se alargan hasta que una de las personas deja de sentir la necesidad de seguir adelante o hasta que uno de los dos se termina aburriendo de la situación”.

Aclara que existen muchos perfiles psicológicos diferentes de personas que participan en una relación no monógama. Por ejemplo, “hay personas a las que les gusta gustar a los demás, el proceso de atraer y seducir, pero pierde el interés en la aventura cuando ésta se consuma; pero hay otras que mantienen la relación porque necesitan tener otra persona con ellos”.

“Es sorprendente la manera en que salir de la rutina y del trabajo habituales nos impulsa a abrir la mente y a buscar otras cosas totalmente diferentes, y que para algunas personas las infidelidades veraniegas se conviertan en un patrón que repiten cada verano”, concluye Lydia Parrilla.

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