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¿Rascarse o no rascarse?: ¡esa es la cuestión!

Un estudio desvela por qué conviene aguantarse las ganas de raspar la piel con las uñas u otro elemento, tanto como sea posible

3 de octubre de 2025 - 11:10 PM

Cuando nos rascamos una erupción cutánea que nos pica mucho, sentimos un placer fugaz, peor liberan en nuestro organismo unas sustancias que aumentan más picor y la inflamación. (Pablo Gutman)

“Ser o no ser, esa es la cuestión”, es la famosa primera frase, convertida en una referencia universal de la literatura y el arte dramático, con la que Hamlet, príncipe de Dinamarca comienza su reflexión en voz alta y a solas, en la obra de teatro `Hamlet´ escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare.

Para muchas el dilema, menos trascendental y profundo que el de Hamlet, pero igualmente generador de incertidumbre y desasosiego en quien se lo plantea, es ¿rascarse o no rascarse…?

La picazón que causan las picaduras de insectos, sarpullidos y otras afecciones de la piel puede ser tan intensa que parece imposible evitar rascarse, pero un estudio del área de Ciencias de la Salud de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE. UU.), desvela por qué conviene aguantarse las ganas de raspar la piel con las uñas u otro elemento, tanto como sea posible.

Un equipo dirigido por el doctor Daniel Kaplan, profesor de dermatología e inmunología en la Universidad de Pittsburgh, comúnmente conocida como Pitt, ha descubierto los mecanismos por los cuales el rascado agrava la inflamación y la hinchazón en ratones de laboratorio con eczema.

Según Kaplan “al principio este descubrimiento parecía introducir la siguiente paradoja: ¿si rascarnos cuando nos pica es malo, entonces por qué nos hace sentir tan bien…?”.

“Rascarse suele ser placentero, lo que, según este dermatólogo, sugiere que este comportamiento podría ser fruto de nuestra evolución y debería proporcionar algún tipo de beneficio”, añadió.

La investigación de Pittsburgh ha ayudado a resolver en parte esta paradoja al proporcionar evidencia de que rascarse también proporciona defensa contra infecciones bacterianas de la piel.

En experimentos dirigidos por la coautora del estudio, la doctora Marlies Meisel, profesora adjunta de inmunología en Pitt, se demostró que rascarse reducía la cantidad en la piel de la bacteria Staphylococcus aureus, involucrada en infecciones dermatológicas.

Esto se debería a que el rascado activa unas sustancias denominadas mastocitos, responsables de diversas afecciones cutáneas inflamatorias y reacciones alérgicas, pero que también tienen un efecto protector contra las bacterias y otros agentes patógenos, según los investigadores.

Para Kaplan, “el hallazgo de que rascarse mejora la defensa contra el Staphylococcus aureus sugiere que podría ser beneficioso en algunos contextos, pero el daño que rascarse provoca a la piel probablemente supere este beneficio cuando el picor es crónico”.

Lo primero: ¡no rascarse!

“Cuando una erupción cutánea nos pica, en primer lugar, hay que evitar rascarse, ya que eso solo empeorará la situación”, recomienda el doctor Kaplan en entrevista con EFE.

Kaplan considera que “la mejor opción es aplicarse esteroides tópicos (corticoesteroides tópicos). Estos suelen estar disponibles en farmacias y hay versiones más fuertes que puede prescribir un dermatólogo”.

Señala que “a veces la piel pica porque está muy seca. En esos casos, usar jabones humectantes al bañarse y aplicar cremas humectantes espesas puede ser de gran ayuda. Si nada de eso ayuda, siempre es una buena idea visitar al dermatólogo”.

Los investigadores efectuaron su estudio en ratones de laboratorio con un eczema llamado dermatitis alérgica de contacto, que provoca una erupción cutánea con picazón e hinchazón y se desencadena cuando la piel entra en contacto con un alérgeno (sustancia que provoca una reacción alérgica) o un irritante (como la hiedra venenosa y metales como el níquel).

Sucumbir a la necesidad, a menudo irresistible, de rascarse cuando este eczema produce picor, desencadena una mayor inflamación que empeora los síntomas y retrasa la curación, según los investigadores.

Para descubrir qué impulsa este círculo vicioso, Kaplan y su equipo utilizaron alérgenos que provocan picazón para inducir síntomas similares al eczema en las orejas de distintos grupos de ratones de laboratorio, normales y modificados.

Cuando se permitió a un grupo de ratones normales (capaces se sentir picor), que se rascaran sus orejas, éstas se hincharon y se llenaron de unas células inmunitarias e inflamatorias llamadas neutrófilos (un tipo de glóbulo blanco responsable de gran parte de la protección del cuerpo contra las infecciones).

En cambio, la inflamación e hinchazón fueron mucho más leves en otro grupo de ratones normales que no podían rascarse porque usaban ‘collares isabelinos’ (similares al cono que lleva un perro alrededor de su cabeza para evitar que lama sus heridas, cicatrices o suturas) y en otros ratones modificados que no se rascaban porque su capacidad de sentir picor estaba inhibida.

Este experimento confirmó que rascarse agrava aún más las erupciones de la piel, según Pittsburgh.

Mecanismos del picor cutáneo

Los investigadores de Pittsburgh demostraron que rascarse hace que las neuronas sensibles al dolor liberen un compuesto llamado sustancia P, que a su vez, activa los mastocitos, compuestos que actúan como coordinadores clave de los procesos de inflamación y que impulsan el picor y la inflamación, al ‘reclutar’ neutrófilos.

“En la dermatitis de contacto, los alérgenos activan directamente a los mastocitos, lo que provoca una inflamación leve y picor. En respuesta al rascado, la liberación de la sustancia P activa a los mastocitos a través de una segunda vía”, explica Kaplan

“La razón por la cual rascarse desencadena más inflamación en la piel es porque los mastocitos se han activado a través de dos vías, de una manera sinérgica, es decir generando un efecto superior a la suma de los dos efectos por separado”, asegura.

Actualmente, los científicos de Pittsburgh están investigando nuevas terapias para la dermatitis y otras afecciones inflamatorias de la piel como la rosácea y la urticaria, basadas en interferir el proceso de activación de los mastocitos, mediante un compuesto llamado SYM2081 o 4-metilglutamato.

El prurito, también llamado picor, afecta al 15% de la población mundial, altera el sueño y afecta la calidad de vida, y los métodos tradicionales para medir el picor, basados en encuestas subjetivas y el uso de dispositivos que miden el rascado, pueden ser inexactos y propensos a sesgos, según datos de la firma de tecnología médica Sibel Health.

El sensor electrónico ADAM, que se está probando en ensayos clínicos, es capaz de detectar el rascado nocturno en adultos y niños con dermatitis atópica.
El sensor electrónico ADAM, que se está probando en ensayos clínicos, es capaz de detectar el rascado nocturno en adultos y niños con dermatitis atópica. (Pablo Gutman)

Sibel ha desarrollado un sensor denominado ADAM que se está probando en ensayos clínicos. Este dispositivo se lleva puesto en el dorso de la mano, utiliza inteligencia artificial y es capaz de detectar el rascado nocturno en adultos y niños con dermatitis atópica, con un 99% de precisión, según esta compañía.

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