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Para los propietarios de La Casita Blanca, localizado en Santurce, la noticia de que el restaurante fue galardonado con el America’s Classics Award, dentro de los premios que otorga la Fundación James Beard, con sede en Nueva York, es algo que los ha dejado incrédulos.
“Hace una semana recibimos un mensaje a través de Facebook del James Beard Foundation, indicándonos que querían hablar con nosotros. Inicialmente pensaba que tenía que ver con nuestro otro restaurante, Casita Miramar, pero al buscar información, nos dimos cuenta que querían premiar a Casita Blanca”, indicó Leonardo Pérez De León, copropietario de La Casita Blanca e hijo del fundador del restaurante, Jesús Pérez Ruiz. “Luego de que mi esposa hablara con ellos, entendimos la magnitud y la importancia del premio, y estuve en ‘shock’ por varias horas. Es un premio brutal y es el primero que se otorga en Puerto Rico”.
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De hecho, según explicó Jesús Pérez De León, copropietario de La Casita Blanca y también hijo del fundador, inmediatamente que se enteraron de la noticia, ambos llamaron a su padre. “Lo primero que nos dijo fue ‘lo lograron. Los felicito. Ustedes se lo merecen’. Mi hermano y yo le dijimos. ‘No, papi, esto es gracias a ti. Usted fue el que hizo la base, ‘el pie de maví’, como dicen por ahí”, explicó el hijo menor.
La Casita Blanca abrió sus puertas en 1980, luego de que Pérez Ruiz comprara el colmado El Faro de Borinquen, propiedad de Doña Cachón, que estaba localizado en una casa construida en 1923. En ese momento, el edificio de madera y techo de zinc estaba pintado de blanco, lo que dio vida al nombre. Desde un principio, Pérez estuvo acompañado en el negocio por su madre, Aurora Ruiz, quien cocinaba sus recetas de comida criolla que típicamente se servían en las fondas de la época.
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Sin embargo, desde un principio Pérez quería darles un toque especial y diferente a los platos. “Papi trabajó en muchos restaurantes en la isla, como friegaplatos o mesero, y luego estuvo como marino mercante en la empresa Cunard. Desde siempre, quiso tener una fonda, pero elevado a otro nivel”, explicó Jesús Pérez De León. “Por eso, decoraba las patitas de cerdo, al bistec le ponía un perejil, y les daba un colorido especial a los platos, algo que no pasaba en esa época en las fondas. La gente se volvía loca cuando veían el bistec con una flor o algo así”, añadió Pérez De León, mientras reía.
El America’s Classics Award se otorga a restaurantes que representan la tradicional comida típica, un local informal y asequible de gestión familiar que sirve deliciosa comida reconfortante. En el caso de La Casita Blanca, ganó el premio dentro de la categoría de la región sureste de Estados Unidos.
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La Fundación explicó que los homenajeados de este año se unen a las filas de más de 100 restaurantes en todo Estados Unidos que han recibido el premio desde que se introdujo la categoría en 1998. La ceremonia de entrega, donde recibirán un medallón, un certificado que refleja al participante ganador y un reconocimiento en el sitio web de James Beard, se celebrará el lunes 5 de junio de 2023 en el Lyric Opera de Chicago.
Tradición en Villa Palmeras
Desde que abrieron sus puertas, y luego de haber pasado por una transición familiar, La Casita Blanca siempre les ofrece a los comensales una sopa de plátano de bienvenida y un “shot” de “chichaíto” (ron con anís) de postre, una tradición que siempre estuvo en la casa de Doña Aurora y que luego replicaron en el restaurante.
Detalles como esos son los que siempre han diferenciado este restaurante en Santurce y los que los hermanos Pérez De León han querido mantener durante todos estos años. “La clave del éxito de La Casita Blanca ha sido la consistencia, así como darle importancia a la doña que hace las alcapurrias y al señor que trae el agua de coco. Además, de darle la importancia que se merece el sofrito puertorriqueño”, añadió Leonardo Pérez, quien indicó que a la fecha podrían haber servido en el restaurante cerca de tres millones de bacalaítos. “Además, nos enfocamos en los pequeños detalles. Si vemos que al cliente le falta un poco de arroz, le llevamos un poco más sin preguntarle o si se está chupando la última patita de cerdo, le damos otra. Eso es nato, sale del corazón y lo hemos implantado a nuestros empleados. Eso es algo que aprendimos de nuestra abuela y de nuestro padre”. De hecho, ambos hermanos resaltaron la labor, el compriso y el empeño que tienen sus empleados, algunos de ellos con más de 20 años trabajando en el restaurante.
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Al igual que el resto de los restaurantes en Puerto Rico, La Casita Blanca tuvo que cerrar por tres meses en el 2020 debido a la pandemia y luego abrir para brindar servicio de recogido, algo que los puso en aprietos. Sin embargo, lograron aguantar y salir a flote. Igual que les pasó después del paso del huracán María, donde el techo original de la casa no soportó la fuerza de los vientos y salió volando. Sin embargo, al otro día el restaurante abrió sus puertas y siguió operando, para tranquilidad y alivio de los vecinos del área. Durante esas semanas y hasta que no tuvieron techo nuevamente, el restaurante se mantuvo abierto como siempre.
Sin duda alguna, La Casita Blanca se ha convertido en un lugar de peregrinaje para aquellos que quieren degustar un plato de comida que los transporte a tiempos mejores en sus vidas o a recuerdos de su niñez. “Como estamos cerca del aeropuerto, no hay satisfacción más grande que ver boricuas que llevan muchos años fuera de la isla, que llegan hasta aquí porque tienen el deseo de comerse una buena carne guisada y los he visto hasta besar el lugar y dar las gracias por la experiencia”, explicó Jesús Pérez De León. “También, nos ha tocado ver personas que, debido a la pandemia o los huracanes, se han tenido que ir del país, y deciden pasar por aquí para comer su última comida criolla y, al tomar el ‘chichaito’, verlos llorar. Aquí hemos vivido momentos muy bonitos y tiempos difíciles, pero siempre con una actitud positiva. Todo esto se lo debemos a nuestro padre, que siempre manejó el negocio con mucho amor”, concluyó.
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