Toni y Tonita Hambleton
Toni y Tonita Hambleton (Suministrada)

A través del tiempo, muchos son los artistas que han trabajado con la figura materna como un tema dentro de su producción pictórica. Genios del arte mundial como Gustav Klimt, Pablo Picasso y hasta Salvador Dalí, son solo algunos de los artistas, entre muchos otros en la historia, que se dedicaron a explorar esa relación única y especial que existe entre una madre y sus hijos.

De hecho, una obra que siempre me llama la atención por la manera tan amorosa, abarcadora y única que trata el tema, lo es “Madre”, del artista impresionista español Joaquín Sorrolla, en la que muestra a su esposa y a su hija arropadas por una gran colcha.

Y es por medio de una pieza tan cotidiana como una colcha, que este gran artista nos logra transmitir la enorme dimensión que tiene la maternidad. En ese simbolismo se encuentra el abrazo, la protección, la seguridad y el resguardo siempre presente entre la madre y sus hijos. Igualmente, de esta manera se manifiesta el gran legado que nuestras progenitoras nos han dejado a través de la educación, los valores inculcados, el respeto a la familia y el amor por los nuestros y lo nuestro.

Y es bajo ese pensamiento, que llega a mí la figura de la ceramista Toni Hambleton, quien además de ser una gran artista, logró dejar en sus hijos un gran amor por el quehacer plástico, la cerámica y la pintura. Un legado de arte que ha pasado a la próxima generación, continúa vivo y creciendo.

Natural de México, Toni Hambleton llegó a Puerto Rico en 1963. En la década de los 70, formó parte de “Manos”, un grupo de ceramistas interesados en explorar las diversas posibilidades del barro.

En los años 80, Toni, junto a Susana Espinosa, Bernardo Hogan y Jaime Suárez establecieron Casa Candina, dirigida a ofrecer clases y dar a conocer el medio de la cerámica como arte.

Con una obra contundente, Toni ha recibido importantes premios internacionales. Una maestra ceramista, Hambleton ha sabido usar este difícil medio como un vehículo para desplegar su expresión artística, que incluye piezas escultóricas.

De hecho, recuerdo que durante una entrevista sobre su quehacer como artista, Toni Hableton dijo: “Para mí, el barro es un material sensual, plástico, con un sinnúmero de posibilidades que me invita a explorar más allá de las formas, pero sin alterar su calidad, al que le doy vida a través de las diversas texturas que puedo lograr de él. Es por medio del barro que puedo expresar mi relación con la naturaleza”.

Esa naturaleza también se expresa en nuestra capacidad de crear vida, como madres, y Toni es un ejemplo vivo del legado que una madre puede dejarles a sus hijos, no solo a través de la educación y los valores, sino por medio de esa pasión que es parte de todas nosotras y que en su caso, se muestra a través de su amor por el barro y la cerámica.

Toni nos dice: “En realidad ese es mi legado, pasarles a mis hijos y nietos ese amor por el arte en todas sus formas, es algo que me llena de orgullo y satisfacción, no solo como madre sino como creadora”.

No hay duda que Toni consiguió pasar su legado como creadora a sus hijos y nietos. De hecho, el primero de ellos, Robert Hambleton, es arquitecto, fotógrafo y publicista, mientras que su segundo hijo, Howard, quien desgraciadamente murió de cáncer con apenas 10 años, era un niño sumamente creativo que gustaba de la poesía. Por su parte, su única hija, Tonita, también heredó la pasión por el arte al desarrollarse como pintora y ceramista. Hoy cuenta con su propia escuela dedicada a enseñar cerámica a niños y adultos. Mientras que Johnny, el menor de los hijos, quien administra la empresa familiar, estudió cerámica con Jaime Suárez y en la Liga de Arte. Gusta del dibujo, la pintura y es un gran coleccionista de arte.

Entre sus nietos, también sobresale en el arte, Alfredo Castellón Hambleton, quien es fotógrafo y sigue de cerca el legado de su reconocida abuela.

Sabemos que el legado de una madre es único y excepcional, pero cuando se trata de una herencia como la pasión por el arte, entendemos que además de influir en nuestros propios hijos, estaremos influenciando también en las generaciones futuras a través de uno de los mayores regalos de la humanidad.

La autora es propietaria de Galería Petrus.

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