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Cuando Yizette Cifredo dio a luz a Eva hace nueve años no tenía idea de lo que se trataba la maternidad. Así la empresaria, presentadora, producto y motivadora lo revela sin tapujos, pues sabe que, como ella, muchas mujeres han experimentado lo mismo.
“Quizás imaginaba, pero ahora que lo vivo, confirmo que no tenía idea. La maternidad es un milagro, es una catarsis, es un evento que te hace nacer a ti otra vez. Es un proceso que no se completa, que está en constante cambio. Yo respeto mucho mi rol de mamá y a mi hija. Y, entre los miles de retos que son muy reales, confieso que me lo disfruto mucho. Amo ser mamá. Amo ser mamá de Eva”, destaca Cifredo quien cariñosamente llama a su hija “mi maestrita”.
Para Cifredo, la maternidad le permitió ver el mundo desde la responsabilidad de tener una vida a su cargo, algo que cambió todo. Aunque confiesa que siempre ha sido una mujer con conciencia social debido a su crianza, cuando nació́ Eva y llegó esa nueva responsabilidad compartida con su esposo, Víctor Santiago, su compromiso por aportar a crear un mundo mejor cobró mayor relevancia.
“Eva me hace vivir sin anestesia, muy consciente de cada momento. Es un poco contradictorio, porque si bien es cierto que se complican muchas cosas, ella simplifica la manera de disfrutar, de apreciar, de celebrar. Ella me devuelve la esencia, me aterriza, me llena de ilusión, de esperanza. Me recuerda lo vulnerable y capaz que soy”, confiesa Cifredo, quien forma parte de la campaña “Women & Mom” de la marca de cosméticos L’Oréal Paris.
No obstante, la también gerente de Miss Universo Puerto Rico (MUPR), asegura que, aunque el aprendizaje para ser una buena madre es algo que se da a diario, ella tuvo la dicha de contar con el ejemplo de su madre, María Hernández. Con su progenitora no solamente comparte el día de cumpleaños -el 7 de noviembre- sino también algunas virtudes como son la disciplina, la organización, la constancia y la sensibilidad.
“Somos muy firmes con los valores que nos guían... Si hay algo que valoro y agradezco de mi familia y de mi mamá es el sentido de protección que nunca faltó. Sabrá́ Dios, lo que ella pasaba o cómo se sentía, pero lograba hacerme sentir que todo el tiempo estaba protegida y era su prioridad. Es mi mayor deseo que mi hija se sienta igual”, revela.
Y así, con el ejemplo de su madre y las lecciones que su hija le ofrece sobre la maternidad, Cifredo cada día se esfuerza por ser una persona más dispuesta a trabajar, cooperar, colaborar para hacerle bien al mundo en el que su unigénita vive y vivirá́.
“Yo quisiera para mi maestrita un mundo sensible, un mundo consciente y un mundo compartido. Donde reconozcamos que todos y todas cabemos y tenemos nuestras posibilidades y que aportamos. Un mundo en donde sea respetada y celebrada. Un mundo de equidad y amor”, concluye.