Ya sea porque nadie la usa, porque ha cumplido su vida útil o para simplificar el mantenimiento del hogar, la piscina que muchos soñaron como una gran inversión puede convertirse en una gran molestia para otras.
En el caso de una piscina tradicional, que requirió excavación y hormigón para ser construida, ¿qué opciones existen para deshacerse de ella y qué se requiere para lograrlo?
“Lo que puede ser un problema para muchos es una oportunidad para otros”, respondió el arquitecto paisajista Edmundo Colón Izquierdo, al compartir con En pies cuadrados algunas soluciones.
Reconocido por proyectos que inyectan sostenibilidad a huellas existentes, como los techos verdes, Colón Izquierdo compartió que su primera invitación sería preguntarse “¿puedo resolver alguna necesidad que tenga de resiliencia o infraestructura?”.
“Ya tenemos un boquete bien grande. ¿Quiero hacer una cisterna para mi casa? ¿Un sótano, un área de almacenaje? ¿Quiero hacerme un búnker?”, mencionó como opciones que los propietarios pueden plantearse.
Una nueva realidad
Recordó que -a mediados del siglo XX- la construcción de refugios se popularizó por las inquietudes nucleares del momento, que ahora vuelven a estar latentes. Pero, más allá de los ciclos de conflictos geopolíticos, recalcó que la hilera de desastres naturales obliga a considerar su uso como espacio seguro o de almacenamiento de agua.
Aunque en Puerto Rico es usual verlas junto a las casas o en los techos, en muchos países -como Turquía, México y Bermuda-, las cisternas se instalan por debajo o al nivel de la tierra.
Para los propietarios que deseen “hacer un bien al medioambiente” y ganar un espacio agradable, Colón Izquierdo mencionó que la antigua piscina se puede convertir en un jardín de lluvia (conocido en inglés como rain garden). Y, con la correcta selección de plantas para esas condiciones, el área no solo puede lucir estética, sino también agregar un oasis para distintas especies como abejas, anfibios y aves.
“Es un área de retención de agua de lluvia. Rompo el piso de la piscina, se ponen capas de piedra para que el agua se retenga y percole poco a poco”, describió.
El arquitecto paisajista destacó que, con esta opción, no necesariamente se requiere remover el concreto, sino que se pueden dejar los pedazos en el fondo para evitar depositarlo “en los vertederos que ya están llenos”.
Como tercera alternativa, presentó rellenar parte del hueco existente y crear un estanque más pequeño para mantener el elemento relajante del agua.
Junto al estanque, podría dejarse un área de estar en un nivel más bajo del resto del patio, “con gravilla bien estética”, huellas prefabricadas de concreto (pavers) y las populares mesas para fogatas (fire pit).

Respecto al mantenimiento, indicó que en vez de instalar una tela de jardinería con un poco de piedra encima, lo ideal es que se depositen “uno o dos pies de gravilla para garantizar que no salga yerba mala”. Además, esa capa gruesa ayuda a que más agua de lluvia retorne poco a poco al subsuelo, en vez de perderse por el alcantarillado pluvial.
“Rellenarla sí es una probabilidad, pero es la que menos aprovecha el boquete ya hecho en el patio”, señaló.
Crucial la consulta experta
En todos los casos, el también profesor de la Universidad Politécnica recalcó que “lo primero que buscaría para mi cliente es cómo hago que esta instalación no se convierta en un problema para otros”.
“Al sacarle el agua, la tierra quiere colapsarse dentro de la piscina. Yo recomendaría que para este tipo de obra haya un personal del diseño envuelto, aunque sea con una consultoría básica, para orientar de su caso específico”, recomendó.
Explicó que en Puerto Rico, la consulta se puede hacer con profesionales licenciados en ingeniería, arquitectura o arquitectura paisajista, que no sólo tienen el adiestramiento, sino también “la responsabilidad legal” de salvaguardar vida y propiedad.
Como ejemplo de los riesgos que puede acarrear una piscina mal manejada, indicó que muchas se han construido justo en la colindancia y, con una intervención indebida, “se le puede caer la casa al vecino”.
Tras la consulta, indicó que “de ahí se decidirá cuál es el curso de acción adecuado y qué nivel de envolvimiento requiere, como planos o sacar permisos. Otros dirán si se puede hacer algo sencillo”.