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En Raitrú, el jugador que someta la carta negra que mejor se ajuste a la premisa de la carta roja y haga reir a los demás, gana la ronda. (Suministrada)
En Raitrú, el jugador que someta la carta negra que mejor se ajuste a la premisa de la carta roja y haga reir a los demás, gana la ronda. (Suministrada)

A poco más de tres meses de haber lanzado, Raitrú, el nuevo juego de cartas boricua que mezcla la política con la religión y otro sinfín de referencias a la cultura popular, ha vendido más de 1,500 copias y espera vender otras 1,000 en su primer año en el mercado.

Así lo informó su creadora, Natalia Chaparro, quien se inspiró en los chistes de su abuelo, Ismael Chaparro, un “jibaro de toda la vida”, para criollizar y hacer accesible el famoso juego de cartas estadounidense Cards Against Humanity al público mayormente hispanoparlante de Puerto Rico.

“Luego del huracán María, lo que jugábamos era juegos de mesa (como monopolio) para matar el aburrimiento, pero la mayoría era en inglés y mi familia no los entendía muy bien, tampoco el humor estadounidense”, explicó Chaparro, quien documentó casi todos los chistes y anécdotas que sus abuelos, tíos y primos compartieron durante los casi tres meses que vivieron sin servicio eléctrico en su natal Añasco para luego producir sus jocosas cartas.

Eventualmente, ese largo listado de chistes sobre las campañas políticas en Mayagüez, las cabalgatas en plena carretera PR-2 y la música sacra de antaño se mezcló con los “parties” de marquesina, la crisis fiscal del país, la eterna batalla entre los del área metropolitana y los de la “isla”, además de una cantidad saludable de palabras soeces medulares en el léxico de los boricuas de a pie en Raitrú.

Desde noviembre, el juego de mesa le ha generado a la estudiante de Nutrición en la Universidad de Puerto Rico más de $30,000, mucho de lo que ha usado para sufragar el incremento en los costos de su matrícula y ha reinvertido en el negocio para potenciar sus ventas aquí y en la diáspora.

Como sugiere su nombre, “las cartas son bien crudas, honestas, como si te sentaras a hablar con tu abuelo, si tu abuelo no fuera muy conservador”, dijo Chaparro, quien incluyo la carta “pitorro” para honrar la primera vez que, sonsacada por su abuelo, sintió el ardor del brebaje netamente boricua a sus 15 años.

¿Cómo se juega?

Esencialmente, Raitrú se compone de cartas rojas y negras. Las primeras, tienen una premisa. Las segundas, incluyen frases al azar. Los jugadores deben usar sus cartas negras para contestar la pregunta o llenar el blanco en la premisa de las cartas rojas, que leen sus amigos o familiares alrededor de la mesa.

Luego de repartir nueve cartas negras a cada jugador, uno de ellos debe levantar una carta roja y leer su contenido en voz alta.

Acto seguido, los otros jugadores deben escoger individualmente cuál de las frases en sus cartas negras encaja mejor con la contenida en la roja, siempre aludiendo al sentido del humor del que la leyó en primer lugar.

Al final de la ronda, el primero deberá escoger cuál fue su combinación favorita antes de otorgarle la carta roja al ganador.

Nuevamente, cada jugador recoge otra carta negra, se pasa el batón al próximo en el círculo y empieza la próxima ronda.

Con decenas de cartas rojas, la fiesta usualmente acaba antes que el juego, pero los grupos pueden ponerle un límite para nombrar al ganador después de ganar cinco o diez cartas rojas, por ejemplo.

Entre risas, también una crítica social

Y como demuestran muchas de las publicaciones en la red social de Twitter, los puertorriqueños han aprovechado el atrevido diseño de Raitrú para plasmar la difícil situación en la que viven luego de la temporada ciclónica que potenció su creación.

La usuaria @lullin_97 publicó una foto en la que su respuesta a la premisa “Después del huracán María, FEMA trajo” fue “Vivir en Orlando”, haciendo alusión a los miles de boricuas que tuvieron que mudarse a la península de Florida luego de perderlo todo al poderoso huracán del 2017.

Otros como @jlojno, lo jugó por primera vez con su familia en el estado de Pensilvania y obtuvo respuestas a la premisa “Despierto pensando en…” como “los federales”, “el culito del pan”, y “el reintegro”.

Y algunos, criticando la larga historia del coloniaje han ido directo al grano, respondiendo a “Cuando a sus playas llegó Colón, exclamó lleno de admiración…” con “eurocentrismo” y “pobreza”.

En cuanto a estas instancias, Chaparro dijo que las cartas son solo un vehículo para el sentido del humor de los boricuas, por lo que personas de todas las edades, desde adultos jóvenes hasta adultos mayores, se han sentido identificados con el juego.

A eso mismo apuesta mientras se prepara para llenar las más de 1,000 preórdenes que recibió en los pasados meses a través de su portal de internet, ya que está pensando en paquetes de expansión para Raitrú y nuevos juegos de mesa para la familia puertorriqueña.

“Siempre andamos pegados al teléfono, pero el huracán María nos demostró que los juegos de mesa son una cosa tan esencial porque la Autoridad de Energía Eléctrica nos flaquea tanto”, dijo la empresaria, quien debió ahorrar $5,000 para manufacturar sus primeras 500 cajas de cartas en Estados Unidos.

Sus planes para la nueva década es establecer a Raitrú como la primera empresa de juegos de mesa en Puerto Rico, “que la gente vea la marca y sepan que es un juego de mesa que los representa”, sentenció la empresaria creativa.










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