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Jake Lyon perdió su empleo y los beneficios por desempleo al negarse a regresar a trabajar por temor a contagiarse con el COVID-19. (Benjamin Rasmussen / The New York Times)
Jake Lyon perdió su empleo y los beneficios por desempleo al negarse a regresar a trabajar por temor a contagiarse con el COVID-19. (Benjamin Rasmussen / The New York Times)

Denver — Luego de subsistir durante semanas con cheques por desempleo y sándwiches de crema de cacahuate, Jake Lyon recibió hace poco la llamada que muchos de los que se han quedado sin empleo provisionalmente debido al coronavirus habían previsto: el salón de té del pueblo universitario donde trabajaba iba reabrir y era hora de regresar.

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