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Yamilette Ramos, madre de un confinado de 25 años, espera la llamada de su hijo desde la prisión. Ella es una de miles de familiares afectados por la política de Global Tel Link de desactivar sus cuentas y quedarse con el dinero.
Yamilette Ramos, madre de un confinado de 25 años, espera la llamada de su hijo desde la prisión. Ella es una de miles de familiares afectados por la política de Global Tel Link de desactivar sus cuentas y quedarse con el dinero. (teresa.canino@gfrmedia.com)

Imagina tener a tu hijo en prisión. Para hablar con él, debes usar un sistema de tarjetas prepagadas. Asumes el gasto, dentro de otros tantos que tienes, porque es la única oportunidad de escuchar su voz cuando llama desde el teléfono de pared. Un día, los guardias penales lo trasladan a otra cárcel sin nadie decirte a cuál. La compañía que administra el servicio telefónico le prohíbe usar la tarjeta a la que le había depositado $20. Pasan tres meses, y luego se percata de que ese dinero desapareció.

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