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Con gestos exagerados y gritos que arrancaban carcajadas de sus estudiantes, la maestra Ady Abreu leyó un libro de cuentos a sus alumnos de primer grado. Por más de 10 minutos, los niños estuvieron absortos en la lectura y lanzaron gritos de emoción cuando, al finalizar el libro, apagaron las luces del salón para revelar pequeñas estrellas plásticas pegadas en el techo que brillaban en la oscuridad.