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Conoce la misión de este boricua y lo que se atreve a hacer en las carreteras del país.

Empezó como un relajo de pandemia en la comunidad en Rincón donde vive. Una forma de llamar la atención de sus compueblanos con un poco de humor en esos interminables días virulentos. Todo el atuendo es color rosa intenso, casi fosforescente. Lleva capa, capucha, un enorme tutú y un escudo que lee las siglas PB. También, grita “al rescate” cuando está en medio de una “operación”.

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