En el Puerto Rico de la década del 50 hubo cientos de jovencitos que salieron del país por primera vez. Unos voluntariamente, y otros porque era una obligación, se uniformaron y se entrenaron para ser soldados en una guerra sanguinaria como pocas y como todas que se libraba bien lejos de su casa y de su clima.
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Regreso en son de paz al antiguo campo de batalla
Un grupo de veteranos de los Borinqueneers viajará a Corea para recibir el agradecimiento por su sacrificio hace 66 años
Nota de archivo
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