

18 de junio de 2025 - 2:59 PM
El huracán Erick se fortaleció la noche del miércoles hasta convertirse en un peligroso ciclón de categoría 3 mientras se acercaba a la costa sur de México, amenazando con desatar vientos destructivos e inundaciones repentinas sobre la región un día después de intensificarse rápidamente, informaron los meteorólogos.
Erick, que apenas horas antes era un ciclón de categoría 1, tenía vientos máximos sostenidos de 120 mph mientras se acercaba a la costa a 55 millas al sur-suroeste de Puerto Ángel, informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC por sus iniciales en inglés), con sede en Miami.
Erick también se localizaba a unas 160 millas al sureste de Punta Maldonado y se desplaza en dirección noroeste a 9 mph, rumbo a la costa. Se tiene previsto que toque tierra a primeras horas del jueves, de acuerdo con el más reciente aviso del NHC.
Un huracán mayor se define como un ciclón de categoría 3 o superior, con vientos máximos sostenidos de por lo menos 111 mph. Según los meteorólogos, se tiene previsto que el meteoro siga fortaleciéndose y es probable que sus vientos produzcan daños devastadores cerca del lugar en donde el ojo de la tormenta toque tierra.
La trayectoria proyectada pondría al centro de la tormenta cerca del puerto turístico de Acapulco, el cual quedó devastado en octubre de 2023 por el paso del huracán Otis, que llegó a tierra como una tormenta de categoría 5 luego de intensificarse rápidamente y tomar a muchos por sorpresa. Otis dejó al menos 52 muertos y otras 32 personas desaparecidas después de que la tormenta causó graves daños en casi todos los hoteles de Acapulco.
En Acapulco se podía ver el miércoles una fuerte presencia de la Guardia Nacional y agentes de la policía en las calles, pero lo más notable eran los camiones de la compañía nacional de electricidad. Las cuadrillas despejaban canales de drenaje y maleza.
Algunas playas ya estaban cerradas, pero en otras los turistas seguían tomando el sol horas antes, mientras la tormenta se intensificaba lejos de la costa.
En una playa de Acapulco, una fila de personas esperaba la ayuda de una retroexcavadora para sacar sus embarcaciones del agua.
Adrián Acevedo Durantes, de 52 años, transporta a turistas en lancha por la pintoresca costa de Acapulco. Perdió dos embarcaciones durante el huracán Otis y una tercera resultó gravemente dañada.
“Estamos previniendo lo de el huracán que se aproxima, para que no pase lo que nos pasó con el Otis, que nos agarró un poco desprevenidos o confiados”, reconocía Adrián Acevedo Durantes, de 52 años, en una playa mientras retiraba del mar uno de sus botes. “Nunca esperamos que llegara con esa magnitud. Y ahorita con lo del cambio climático las aguas están más calientes y los huracanes con más fuerza”.
Esta vez, la Capitanía de Puerto ordenó que nadie espere el paso de la tormenta a bordo de embarcaciones. Durante Otis, muchas personas perdieron la vida al quedarse dentro de los botes en el puerto, lo que tradicionalmente había sido su forma de garantizar su seguridad durante el paso de tormentas anteriores. Acevedo señaló que conocía a algunas de las personas que desaparecieron en el mar.
Reconoció que el cielo soleado y las aguas tranquilas del miércoles hacían difícil imaginar que se acercaba una gran tormenta, pero dijo: “Con el Otis estaba tranquilo todo el día, estuvo soleado y, a media noche, fueron dos horas de vientos muy fuertes y vimos lo que sucedió al día siguiente”.
Francisco Casarubio, un coreógrafo de 46 años, llevaba un cartón de huevos mientras hacía algunas compras de última hora antes de la tormenta. También tenía planeado comprar arroz, frijoles y algo de comida enlatada.
Su casa se inundó y se quedó sin luz con el paso de Otis y dijo que estaba tomando a Erick más en serio, pero no había tenido tiempo de hacer sus compras hasta el miércoles.
Los meteorólogos dijeron que se tenía previsto que Erick azotara la costa del Pacífico mexicano con fuertes lluvias, vientos intensos y una feroz marejada ciclónica. Podrían caer hasta 40 centímetros (16 pulgadas) de lluvia en los estados de Oaxaca y Guerrero, y niveles más bajos en Chiapas, Michoacán, Colima y Jalisco, según el aviso del centro. Hay riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra, especialmente en áreas con terreno empinado.
Desde Acapulco a Puerto Ángel entró en vigor una alerta de huracán, lo que significa que se anticipan condiciones de ciclón en la zona y deben realizarse preparativos para proteger la vida y las propiedades lo más rápido posible, de acuerdo con el NHC.
Costa abajo, en Puerto Escondido, cerca del extremo sur de la posible trayectoria de Erick, algunos pescadores comenzaban a sacar sus botes del agua bajo un cielo lluvioso el miércoles.
Aunque el viento aún no había aumentado en la playa de Zicatela, se izaron banderas rojas para advertir a la población que debe permanecer fuera del agua. Pero algunos surfistas las ignoraron para seguir montando las olas.
Laura Velázquez, coordinadora nacional de protección civil de México, dijo que se pronostica que Erick traiga lluvias “torrenciales” a Guerrero, Oaxaca y Chiapas, en el sur de México.
La región montañosa a lo largo de la costa es particularmente propensa a deslizamientos de tierra, y hay varios ríos que podrían desbordarse.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, dijo que todas las escuelas cerraron el miércoles y que el estado había alertado a todos los operadores de pesca y turismo sobre el riesgo de la tormenta que se avecina, por lo que recomendó que preparen sus embarcaciones. El puerto de Acapulco cerró la noche del martes. Añadió que se instalaron 582 albergues para recibir a personas que podrían verse obligadas a evacuar sus hogares.
Durante su conferencia de prensa diaria, la presidenta Claudia Sheinbaum advirtió a los residentes ubicados en la trayectoria del huracán que sigan las instrucciones del gobierno y esperen la tormenta en sus hogares o en refugios del gobierno.
Habiendo duplicado su intensidad en menos de un día, Erick se desplazaba a través de condiciones ideales para un rápido fortalecimiento. El año pasado, hubo 34 incidentes de intensificación rápida —cuando los vientos de una tormenta se intensifican en al menos 35 mph en un periodo de 24 horas— lo cual es aproximadamente el doble de lo normal y complica los pronósticos, según el centro de huracanes.
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