París — Después de una semana de intensa agitación política, el presidente francés, Emmanuel Macron, designará el viernes a un nuevo primer ministro en su último intento por romper el estancamiento político que se ha apoderado del país durante más de un año, mientras Francia lucha contra los crecientes desafíos económicos y la creciente deuda.

La designación es vista como la última oportunidad del presidente para reactivar su segundo mandato, que se extiende hasta 2027. Sin mayoría en la Asamblea Nacional para impulsar su agenda, Macron enfrenta críticas cada vez más feroces, incluso desde su propio campo, y tiene poco margen de maniobra.

El primer ministro saliente, Sébastien Lecornu, renunció abruptamente el lunes, solo horas después de presentar un nuevo gabinete. La sorpresiva renuncia provocó llamados a Macron para que renunciara o disolviera nuevamente el parlamento. Pero quedaron sin respuesta, y el presidente anunció el miércoles que nombraría a un sucesor en un plazo de 48 horas.

Durante el año pasado, los sucesivos gobiernos minoritarios de Macron se han derrumbado en rápida sucesión, dejando a la segunda economía más grande de la Unión Europea sumida en la parálisis política mientras Francia se enfrenta a una crisis de deuda. Al final del primer trimestre de 2025, la deuda pública de Francia ascendía a 3,346 billones de euros ($3.9 billones), o el 114% del producto interno bruto.

La tasa de pobreza de Francia también alcanzó el 15.4% en 2023, su nivel más alto desde que comenzaron los registros en 1996, según los últimos datos disponibles del instituto nacional de estadística.

Las luchas económicas y políticas preocupan a los mercados financieros, las agencias de calificación y la Comisión Europea, que ha estado presionando a Francia para que cumpla con las normas de la UE que limitan la deuda.

Existe incertidumbre sobre la elección del próximo primer ministro. Macron puede recurrir a una figura de la izquierda, que logró formar una coalición en las elecciones legislativas de 2024, u optar por un gobierno tecnocrático para evitar el estancamiento partidista.

En cualquier caso, el nuevo primer ministro tendrá que buscar compromisos para evitar una moción de censura inmediata e incluso puede verse obligado a abandonar la reforma de las pensiones que eleva gradualmente la edad de jubilación de 62 a 64 años. Macron luchó ferozmente por la medida profundamente impopular, que se convirtió en ley en 2023 a pesar de las protestas masivas.

Lecornu argumentó que el bloque centrista de Macron, sus aliados y partes de la oposición aún podrían unirse para formar una mayoría de trabajo. ‘Hay una mayoría que puede gobernar’, dijo. ‘Siento que todavía es posible un camino. Es difícil’.

El estancamiento se debe a la sorprendente decisión de Macron en junio de 2024 de disolver la Asamblea Nacional. Las elecciones anticipadas produjeron un parlamento colgado, sin que ningún bloque pudiera obtener una mayoría en la cámara de 577 escaños. El estancamiento ha puesto nerviosos a los inversores, ha enfurecido a los votantes y ha estancado los esfuerzos para frenar el déficit y la deuda pública en espiral de Francia.

Sin un apoyo estable, los gobiernos de Macron han tropezado de una crisis a otra, colapsando mientras buscaban respaldo para recortes de gastos impopulares. La renuncia de Lecornu, solo 14 horas después de anunciar su gabinete, subrayó la fragilidad de la coalición del presidente en medio de profundas rivalidades políticas y personales.