Lo saben ellos, pero solamente sabemos que saben mucho menos de lo que sabemos nosotros. Aun así, la isla y sus vicisitudes políticas siguen avivando interés y curiosidad inusitada en los lugares más remotos.

Desde Lisboa a Sao Paolo, desde Sydney hasta Madrid, desde Suiza hasta Marruecos, Puerto Rico ha estado y está colocado ahora en otro rango de actividad, en otra escala que mide ansiedades y resultados.

Y, claro, con la incredulidad de que sea en el Caribe, de que el cambio haya sido tan rápido y tan contundente en un país democrático y vinculado a Estados Unidos.

Pero ha habido cambios similares en otros países. Y entre esos lugares y nosotros, un abismo de razones y motivaciones.

Son otros problemas y siguen siendo otras realidades,

En Argelia, en abril de este año, el gobierno de Abdelaziz Bouteflika cayó después de meses de protestas callejeras, muchas de ellas lideradas por mujeres jóvenes cansadas de promesas incumplidas y mentiras alargadas.

En Sudán, cayó Omar al-Bashir tras protestas en abril. Después de cuatro meses de manifestaciones constantes, finalmente cambió el régimen, y continúa la tensión.

En total, ha habido 10 cambios de régimen en África desde 2011, por distintas razones.

Pero esos países escucharon de esta isla del Caribe, de sus habitantes alzando sus gargantas y moviendo sus cuerpos, de las masas en las calles. De una isla tan diferente con estrategias tan parecidas.

Y al final quedando, como ellos, con una tenue, muy tenue paz, desorganización, renuncias, cambios de sillas en sus respectivos gabinetes. Y una honda inconformidad.

Una necesidad de rapidez. Una realidad de cautela.

Aquí ha habido tres gobernantes en cinco días, y hay respuestas que todavía provocan las preocupaciones, dudas, risas, lágrimas, bromas, sorpresas y las incomprensibles tramas de un país roto.

Lo sabemos.

También la incertidumbre del presente y del futuro.

La sentimos.

Y por el momento una mujer ahora a cargo de lo que hombres se encargaron de deshacer.