Tenemos que interrogar las divisiones que damos por sentado e investigar los matices que pasamos por alto. De ese compromiso depende la paz de nuestras sociedades y la supervivencia de nuestra especie, plantea Gerardo Lamadrid
Tenemos que interrogar las divisiones que damos por sentado e investigar los matices que pasamos por alto. De ese compromiso depende la paz de nuestras sociedades y la supervivencia de nuestra especie, plantea Gerardo Lamadrid
Washington Irving es venerado tanto en su patria estadounidense como en España. En Granada, para deleitar y educar a turistas internacionales, venden sus célebres Cuentos de la Alhambra (1832) en cuanto idioma usted se pueda imaginar, a pesar de la frecuencia y confianza con que Irving estereotipa a españoles y “moros” (musulmanes), y a hombres y mujeres. En esas 300 páginas debe haber al menos 300 generalizaciones. Hoy eso aturde y resulta extraordinario, más estudiarlo en su contexto revela que su “talento” categorizador era sumamente ordinario.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: