“Las mujeres periodistas hoy en día enfrentan dificultades sin precedentes simplemente por decirle la verdad al poder. Las mujeres periodistas de todo el mundo están siendo agredidas en línea, siendo atacadas por hacer su trabajo simplemente por ser quienes son”.

Así lo señaló recientemente la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF, por sus siglas en inglés) que ha escogido este mes para reconocer la aportación femenina al periodismo. La organización, con sede en Washington, D.C., busca reforzar el rol de las mujeres en los medios informativos de todo el mundo y promover la libertad de prensa.

Sin duda la misión de la IWMF es importante y, a todas luces, inacabable. Un caso que lo demuestra: la periodista nicaragüense Lucía Pineda vivió 172 días encarcelada en Nicaragua, experiencia que compartió con la Agencia Española de Noticias EFE. Su delito: denunciar las acciones del gobierno del presidente Daniel Ortega. Su peor castigo: el aislamiento. Recientemente dio su testimonio a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para denunciar el cerco a los medios de Ortega.

Desde Chile llega otra noticia: 181 mujeres periodistas firmaron una carta denunciando acoso y discriminación luego de las agresiones que sufrió una periodista mientras cubría las celebraciones patrias en septiembre.

Y en Honduras una reportera fue amenazada con un arma de fuego cuando estaba llegando a su hogar. Logró salvarse… por lo menos por el momento.

Por supuesto que las amenazas no son solamente para las mujeres. En México y en Colombia varios reporteros han sido asesinados este año. Y los crímenes, en su mayoría, han quedado impunes.

Sí, ya sé lo que está pensando: que en Puerto Rico no enfrentamos situaciones tan graves como estas. Así es. Pero la lucha por obtener mayor transparencia en los asuntos públicos continúa. Y ahora más que nunca es necesaria puesto que las leyes 122 y 141, firmadas por el exgobernador Ricardo Rosselló Nevares, atentan contra dicha transparencia.