Los incentivos contributivos – lo único concreto que quedaba del ELA– pronto desaparecerán por obra de Washington, dice Leo Aldridge
Los incentivos contributivos – lo único concreto que quedaba del ELA– pronto desaparecerán por obra de Washington, dice Leo Aldridge
En plena mitad del convulso Siglo XX se nos vendió a los puertorriqueños un moderno sistema político que, al igual que un carro nuevo, tenía garantías, chulerías, era vistoso y nos permitiría movernos donde quisiéramos. Durante los pasados cinco años, sin embargo, terremotos políticos y judiciales han abatido los peldaños más importantes que sostenían ese modelo – el ELA – al punto de que la antigua estructura está inhabilitada y a punto de colapsar completamente. La autonomía fiscal y el “home rule” que teníamos se hizo añicos con la Ley Promesa y la Junta de Supervisión Fiscal. El procesamiento penal de acusados bajo nuestra propia autonomía se socavó en ciertos casos criminales porque el poder último lo tiene el Congreso y no, como nos quisieron hacer creer, el pueblo de Puerto Rico. La cultura que para algunos suponían las peleas de gallos ya no existe porque el Congreso, que es el que manda, las prohibió.
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