En nuestro caso, abrazarnos y tocarnos con afecto resulta aun más significativo, pues así también afirmamos nuestra identidad cultural, escribe Luce López Baralt
En nuestro caso, abrazarnos y tocarnos con afecto resulta aun más significativo, pues así también afirmamos nuestra identidad cultural, escribe Luce López Baralt
Hace poco recibí un enlace de autoría desconocida que ofrecía datos científicos en lo relativo a la importancia del abrazo. El texto argumenta que si bien el abrazo social suele durar 3 segundos, un buen abrazo de 20 segundos ya tiene propiedades terapéuticas. El contacto físico estrecho hace que la pituitaria segregue sustancias benéficas como la oxitocina, la llamada “hormona del amor”, asociada a sentimientos de felicidad, relajamiento y calma. Si damos crédito a las investigaciones de la Universidad de California, la oxitocina ayuda en el proceso del alumbramiento e incluso propicia los sentimientos de afecto de la madre hacia el niño recién nacido.
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