Las tormentas se pueden pronosticar de antemano y la del COVID-19 no es una excepción. Además de anunciar su llegada, podemos lograr disolverlas, escribe Fernando Cabanillas
Las tormentas se pueden pronosticar de antemano y la del COVID-19 no es una excepción. Además de anunciar su llegada, podemos lograr disolverlas, escribe Fernando Cabanillas
La causa principal de muerte en COVID-19 ha sido denominada como “tormenta de citoquinas”. Esta tempestad es causada por la liberación excesiva de unas sustancias en la sangre llamadas citoquinas que causan inflamación. Entre las más conocidas, aunque no ciertamente las únicas, están la ferritina y la interleucina (IL-6). Ambas tienen algo en común: son producidas por unas células llamadas macrófagos que se encuentran en varios órganos, incluyendo los pulmones, donde abundan. Cuando la tormenta ocurre, esto lleva a una inflamación pulmonar severa con fallo respiratorio. Por tanto, la medición de estas dos moléculas en la sangre se puede utilizar para predecir el deterioro de la enfermedad.
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