No podemos votar por los mismos de siempre
Recuerdo la última vez que eché combustible al automóvil en la gasolinera de la esquina. También cuando compré pan y leche en la panadería de la urbanización. Cuando busqué la ropa por última vez en la lavandería, cerca del trabajo. Y cuando pedí mi almuerzo en la cafetería de más abajo. Todo esto pasó durante la última semana que viví de forma permanente en Puerto Rico, allá en el 2015. Desde entonces vivo en Estados Unidos, donde ser maestro con grado de maestría me posibilita un buen salario y otros beneficios económicos. Han sido muchos los que, como yo, decidieron emigrar para buscar una mejor oportunidad de crecer y proveer sustento a su familia.
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