El objetivo de modernizar el sistema energético, para que abone a la calidad de vida y al desarrollo económico de Puerto Rico, ha recibido un apoyo trascendental mediante el aval judicial al contrato de la Autoridad de Energía Eléctrica con la empresa LUMA Energy.

El visto bueno del Tribunal del Título III de la Ley Promesa, emitido por la jueza Laura Taylor Swain, valida el proceso de transformación de la AEE dentro de la estructura legal federal que procura la revitalización fiscal de la corporación pública y del resto de las finanzas del gobierno puertorriqueño.

Por lo pronto, LUMA podrá continuar los pasos para asumir las tareas operacionales de Transmisión y Distribución, así como del servicio al cliente de la AEE. Elevar los niveles de eficiencia de estos renglones, mediante la modernización de los procesos administrativos y tecnológicos, debe abonar al esfuerzo para estabilizar el servicio eléctrico.

De esa estabilidad dependen la robustez de la actividad económica de todo el país y los servicios esenciales, incluso de aquellos diseñados para la preservación de la vida. Si algo nuestro país no necesita es otro escenario de sufrimiento como el que costó alrededor de 3,000 vidas durante y después del golpe del huracán María en 2017.

El conglomerado LUMA ha demostrado que cuenta con las credenciales para realizar las importantes funciones que se le han encomendado. Entre otras gestiones, sus empresas matrices han invertido $10 millones para establecer un centro de capacitación que adiestre de forma continua a celadores, observando los estándares de excelencia.

La importante fase que LUMA inicia requiere el apoyo de todos los sectores, despojados de propósitos ajenos a la gran causa de asegurar que ningún hogar se quede sin luz, que ningún negocio se quede sin operar, y que ninguna industria desista de permanecer o ubicarse en Puerto Rico.

El camino debe conducir a un sistema energético fortalecido con la aportación de conocimientos, destrezas y buenas prácticas del sector privado, también en la generación de energía más económica. El gas natural, más eficiente, limpio y asequible que el petróleo, es el puente lógico hacia la meta de generación de energía completamente renovable que es parte de la política pública energética del país. El cumplimiento de este objetivo hará justicia protectora a nuestros recursos naturales en la carrera contra los efectos devastadores del cambio climático.

Del mismo modo, un desempeño de excelencia por parte de LUMA deberá contribuir a que la AEE resuelva el problema de endeudamiento que obstruye las mejoras al servicio y a la infraestructura, y frena la inversión de capital nuevo. La estabilidad y la eficiencia operacional de la corporación pública se convierten en señales de salud que favorecen a la AEE en la mesa de negociaciones con los acreedores, así como ante el Tribunal de Promesa.

Todos los sectores relacionados con el servicio eléctrico están convocados a edificar juntos las condiciones que adelanten la modernización energética. Esa transformación es puerta a la ansiada oportunidad de convertir a Puerto Rico en una atractiva plaza de inversión industrial, comercial y de servicios, creadora de empleos de remuneración competitiva. Para lograrlo, es preciso contribuir a que LUMA rinda sus labores.

Reiteramos que privatizar es la mejor opción para emprender la requerida y compleja modernización del vital sistema energético. De la misma manera, en ningún momento el gobierno de Puerto Rico deberá distanciarse de su responsabilidad de supervisar con el debido rigor los trabajos de la empresa contratada. A LUMA Energy aplican también los parámetros de transparencia y rendición de cuentas.

Los abonados de la AEE merecen un servicio eléctrico sólido que provea sosiego a las familias y sea un activo confiable en el terreno de la inversión económica.